El nueve de enero de 1974, cerca de Florencia, una ciudad ubicada en el piedemonte de la cordillera de los Andes y la Amazonia a unos 500 km de Bogotá y considerada como la puerta de oro de las inhóspitas tierras de la Amazonia colombiana, el avión FAC-1103 operado por Satena se accidentó. Todos sus 31 ocupantes murieron. Mi tío de 23 años, quien regresaba de pedir la mano de su futura esposa y su suegro se sumaron a las fatalidades. En ese entonces yo era muy chico, y no recuerdo mucho de los detalles, pero cuando pienso en lo que paso, trato de imaginarme, como habrían sobrevivido los pasajeros y tripulantes de la aeronave si hubieran quedado vivos después del accidente.

La temperatura media de la región en esa época del año es de 32°C (90°F). Pero con la humedad puede sentirse como 50°C (123°F). Es un clima tropical con lluvias constantes donde el promedio de precipitación es de 3.800 mm anuales. Esto es mucho si lo comparamos con Los Ángeles 384 mm, Bogotá 824 mm, Montreal 980 mm o Miami 1.570 mm. La población de la región está concentrada en la ciudad y a solo unos pocos kilómetros encontramos la selva amazónica. Esa esmeralda de mágica hermosura, con lugares de exótica belleza.

Hermosa es, imponente y colosal pero si una persona tratase de sobrevivir en la manigua, es así como llama José Eustaquio Riviera a la selva en su novela la Vorágine. Tendría que lidiar con varias situaciones: Con una lluvia constante, con la dificultad de reconocer la buena comida, esto porque muchas de las plantas no son comestibles y es más, son venenosas. Con el miedo, con la soledad, con las fieras, con los insectos y con cualquier enfermedad parasitaria y debilitadora.

A través de los años, he tenido la oportunidad de hablar con un gran número de personas que se sienten como si se encontraran en medio de una manigua teológica, tratando de sobrevivir. Han visitado varios lugares y se sienten perdidos. Algunos desobedeciendo el mandato a congregarse (Heb 10:25) se han dejado a la deriva y ni siquiera asisten a un culto. Ahora, ¿Está usted en esta situación? ¿No encuentra una iglesia sana en donde pueda adorar a nuestro señor? Le digo lo siguiente: No es fácil y la búsqueda debe hacerse con diligencia.

Todos los creyentes deben tener como prioridad encontrar una iglesia en donde ser alimentados con la buena comida espiritual fortaleciéndose para no enfermar, un lugar en donde estén protegidos de los lobos rapaces y donde puedan cubrirse de las picaduras de los falsos creyentes. Un lugar donde puedan servir al lado de otros creyentes sin temor y con confianza en el liderazgo, un lugar en donde puedan cubrirse de las inclemencias del mundo.

Entonces la pregunta es ¿Cómo podemos encontrar ese lugar? Bueno, hay varios elementos a considerar. Ahora, antes de mencionarlos aclaro que esta lista no es completa ni es un tratado doctrinal para la elección de una iglesia. Pero si es una lista de los mínimos elementos que debe considerar al momento de la elección de su lugar de adoración. En total son 5 elementos. El primero de ellos es:

1) Una iglesia donde se predique expositivamente

La iglesia debe estar comprometida con la predica­ción expositiva.(PE) Este método es uno de los métodos más antiguos de enseñanza y el objetivo de esta predicación es la exposición de lo que dice particularmente un pasaje de las Escrituras. PE es predicar un pasaje en su contexto tomando la idea cen­tral del pasaje como el verdadero tema del mensaje. PE es someterse a la palabra de verdad.

Entonces, la tarea del predicador es estudiar el pasaje de tal manera que explique cuidadosamente su significado y lo aplique a la congrega­ción como lo hicieron Esdras y los levitas “Y leían en el libro de la ley de Dios claramente, y ponían el sentido, de modo que entendiesen la lectura” (Neh 8:8)

Martín Lutero lo hacía así y esto fue lo que detono el comienzo de la reforma. Por lo tanto este debe ser el compromiso de la iglesia.

2) Una iglesia donde se enseñe la sana doctrina Bíblica

La predicación expositiva es el “cómo” hacerlo. Ahora el “que,” es igual de importante, “que” es la “sana doctrina” La apreciación por la sana doctrina debe ser fundamental en la iglesia. “Sana” es un término medico usado en las epístolas pastorales de Pablo a Timoteo y Tito. “Sana” significa digno de confianza, exacto o fiel.

Pablo en 1 Timoteo 1, le encarga a Timoteo a que enseñe la sana doctrina según el glorioso evangelio de Dios, el cual se opone a la mundanalidad y el pecado. Aún lo clarifica más, Si alguno enseña otra cosa, y no se conforma a las sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo, y a la doctrina que es conforme a la piedad, está envanecido, nada sabe, y delira acerca de cuestiones y contiendas de palabras, de las cuales nacen envidias, pleitos, blasfemias, malas sospechas” (I Timoteo 6:3)

En la segunda carta a Timoteo, Pablo lo exhorta de esta manera, “Retén la forma de las sanas palabras que de mí oíste, en la fe y amor que es en Cristo Jesús.” (2Tim. 1:13). Pablo previene a Timoteo mas adelante en la carta. “Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias” (2 Tim. 4:3).

La iglesia entonces debe enseñar expositivamente la sana doctrina.

La próxima semana veremos tres elementos más…

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Fernando Jaimes, estudió en la Universidad de los Andes, Colombia antes de venir a The Master’s Seminary donde curso las maestrías en Divinidad y Teología (M.Div.; Th.M.), y ahora busca un Doctorado en Teología. Actualmente sirve como administrador del Instituto de Expositores en Los Ángeles, California. Su esposa, Julia, y él tienen dos hijos: David y Samuel.