El Nuevo Testamento define evangelismo como un don y un mandamiento. Por un lado, la evangelización es la tarea principal que Dios ha dado a cada creyente (Mat 28:18-20). Dios nos ha dejado en la tierra con el propósito de proclamar el evangelio y dar testimonio de nuestra salvación.

Dios manda a todos los cristianos a evangelizar, y en su sabiduría dota específicamente a ciertos individuos en esta área

Pero por otro lado, aun cuando todo cristiano está llamado a compartir el evangelio, no todo creyente está dotado en este llamado. Pasajes como Hechos 21:8 y Efesios 4:11 implican que algunos creyentes tienen el don de evangelismo, y otros no. Concluimos entonces que Dios manda a todos los cristianos a evangelizar, y en su sabiduría dota específicamente a ciertos individuos en esta área.

Para muchos creyentes, evangelizar se ve como algo difícil, incómodo, que consume mucho tiempo y que puede dar lugar a sentimientos de humillación y fracaso, pues el punto es proclamar un mensaje de "locura" (1 Cor 1:23) el cual es intolerante para el mundo. Sin embargo, esto es exactamente lo que Dios quiere que hagamos.

¿Qué podemos hacer cuando evangelizar no nos es fácil? Aquí hay cinco pasos prácticos para poner en marcha nuestros esfuerzos evangelísticos:

1. Viva en santidad

El mejor sermón evangelístico rápidamente se apaga si su vida no refleja la verdad del mensaje que predica. Lo más santo y apartado sea nuestro caminar con Cristo, más poderosa será nuestra evangelización. De hecho, el testimonio coherente de una vida transformada es una de las pruebas más convincentes de la verdad del evangelio (Rom 12:1).

2. Ore continuamente

Una de las características de la piedad es la oración ferviente por los perdidos (Rom 10:1). En mi propia vida he visto que cuanto más oro y pido a Dios que abra las puertas de la evangelización, más oportunidades tengo de evangelizar. Dios contesta tal oración no sólo al traer a más incrédulos a mi vida, sino que también lo contesta al permitir que me percate de oportunidades que ya están presentes en mi vida.

3. Inicie conversaciones

Busque desarrollar una relación de amistad con sus vecinos y compañeros de trabajo basada en  amor y compasión hacia ellos. Pregunte por sus nombres, intereses, alegrías y ocupaciones. Hágales preguntas y escuche las respuestas. Siempre me sorprendo de cómo muchos cristianos ni siquiera saben los nombres de sus vecinos. Inicie conversaciones con ellos, y verá la mano de Dios al desarrollar relaciones que pueden llevar a la presentación del evangelio.

4. Explique el evangelio

Hable de asuntos espirituales durante el transcurso de sus relaciones con amigos y vecinos. Haga preguntas de una manera amorosa y esté preparado para explicar lo que usted cree y por qué es diferente a sus creencias. Busque estar preparado para articular la razón de su esperanza eterna (cp. 1 Pedro 3:15), para explicar quién es Dios, que él es santo y el creador, y para explicar por qué el hombre, siendo pecador, necesita un salvador. Identifique a Cristo como Señor y Salvador y explique cómo su muerte y resurrección nos restauran a una relación con Dios. Y finalmente explique que es lo que una persona debe hacer para ser salva, exhortándoles a que se niegan a si mismo y se conviertan en seguidores de Cristo.

Éxito en evangelismo no se determina por la respuesta del pecador, sino por nuestra fidelidad a proclamar el mensaje

5. No se desanime

Tarde o temprano todo aquel que es fiel a evangelizar experimentará rechazo e incluso posiblemente persecución (aún en esto podemos regocijarnos, Hechos 5:41). Los pecadores se niegan a aceptar la verdad porque están espiritualmente muertos y ciegos a las cosas de Dios (Efe 2:1-3). Como cristianos, tenemos la tarea imposible de compartir un mensaje de salvación a un mundo muerto, para lo cual somos incapaces en nuestras propias fuerzas (2 Cor 3:5-6). Pero nuestra confianza no está en nosotros mismos, sino en Dios que puede hacer todas las cosas, incluyendo resucitar muertos espirituales a nueva vida (Efe 2:4).

Es importante recordar que el éxito en el evangelismo no se determina por la respuesta del pecador o la cantidad de almas que logramos convencer. Más bien, se mide por nuestra fidelidad a proclamar el mensaje. Al ser fieles en las oportunidades que Dios nos da, podemos descansar sabiendo que hemos sido obedientes, confiándole a él los resultados de nuestra labor.

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Jesse Johnson es pastor de Immanuel Bible Church en Springfield, Virginia. Durante sus estudios en The Master's Seminary, Jesse sirvió como pastor de evangelismo en Grace Community Church y coordinó la edición del libro de estudio Fundamentos de la Fe.