El jueves pasado fuimos sorprendidos por las noticias trágicas del tiroteo violento en la universidad Umpqua Community College en Roseburg, Oregón (EEUU). De acuerdo con algunos de los primeros reportajes, el hombre armado acabó con la vida de nueve víctimas e hirió a siete personas más antes de que él mismo muriera.

Mientras que escribo este artículo, investigadores se encuentran tratando de averiguar el motivo de este tiroteo y legisladores se sientan para debatir si será necesario establecer ciertas leyes para ayudar a prevenir que esto vuelva a suceder en el futuro.

Entrevista en ingles de Dr. Nathan Busenitz hablando acerca del tiroteo en Oregón, con Jamie Jackson

Es importante que en estos momentos trágicos los creyentes sepan cómo responder bíblicamente. Entretanto que el público lucha para procesar lo ocurrido, debemos preguntarnos: ¿cómo debemos responder como cristianos, de manera que demostremos la compasión del Señor y ejemplifiquemos la esperanza que tenemos en él?

Cinco pensamientos que nos ayudarán a responder a esa pregunta:

1. Como creyentes, nuestros corazones deben quebrantarse por aquellos cuyas vidas han sido devastadas por causa de tales acciones violentas.

El ministerio terrenal de Jesús fue caracterizado por su compasión hacia los demás. Jesús no sólo mostró cuidado por sus necesidades espirituales (Mateo 9:36; Lucas 19:41-42), sino que también tuvo compasión del sufrimiento físico y el dolor emocional (Mateo 14:14; 15:32; 20:34). Por ejemplo, cuando Jesús fue testigo del dolor experimentado por la viuda cuyo hijo había muerto recientemente, él respondió con palabras de compasión y consuelo (Lucas 7:12-13). En la tumba de Lázaro, las lágrimas del Señor hicieron que las multitudes que le rodeaban observaran: "¡Miren cuánto lo quería!" (Juan 11:35-36).

De la misma manera, los seguidores de Jesús fueron instruidos a responder con compasión hacia los que sufren. Como cristianos estamos instruidos a "llorar con los que lloran" (Romanos 12:15), ser "compasivos" y "amigables" (1 Pedro 3:8) y a hablar siempre de manera "amena y de buen gusto" hacia los demás, incluyendo con los que están fuera de la iglesia (Colosenses 4:4-6). Debemos ser caracterizados por el amor de Cristo (Juan 13:35) y los frutos del Espíritu (Gálatas 5:22-23). Por lo tanto, la bondad y compasión deben marcar nuestra respuesta a tragedias como ésta.

Como creyentes, no sólo debemos responder con compasión, sino que también debemos responder en oración, intercediendo por los familiares y amigos de las víctimas y pidiendo que las autoridades civiles tengan la sabiduría necesaria para responder apropiadamente. Nuestras oraciones deben estar centradas en la gloria de Dios y enfocadas en el evangelio, pidiendo al Señor que lleve acabo su obra de salvación en medio de la angustia y la confusión. 1 Timoteo 2:1-6 nos proporciona un ejemplo útil. Note como Pablo centra su mensaje en el evangelio:

"Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres; por los reyes y por todos los que están en eminencia, para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad. Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador, el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad. Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, el cual se dio a sí mismo en rescate por todos, de lo cual se dio testimonio a su debido tiempo."

2. Debemos elogiar la valentía de las víctimas que audazmente se identificaron como seguidores de Jesucristo.

Los reportes indican que el hombre armado exigió que los estudiantes en el aula se pusieran de pie e identifican si eran o no cristianos. A aquellos que reconocieron que lo eran, les dijo: "Bien. Por ser cristiano, vas a ver a Dios en casi un segundo." Después de eso les disparó.

Los creyentes que fueron asesinados en el salón de clases el jueves pasado murieron como mártires por su Señor al declarar con valentía su fe en Cristo. Al testificar su compromiso con Jesús, dieron su vida por causa de él. La palabra "mártir" en español viene de la palabra griega que significa "testigo". Estos estudiantes murieron como testigos de la verdad del evangelio cristiano y debemos orar para que su testimonio resuene en ese campus universitario y en todo el mundo.

El ejemplo de estos estudiantes también debería motivarnos a la fidelidad. Un cristiano es alguien que no sólo vive para Cristo, sino que también está dispuesto a morir por él (Romanos 14:7-8). Generalmente pensamos en el martirio como algo que ya sucedió hace mucho tiempo en la historia de la iglesia o que sucede muy lejos en otras partes del mundo. Pero los acontecimientos en tiroteo de ayer nos recuerdan que en cualquier momento y en cualquier lugar podríamos ser llamados a testificar de la esperanza que hay en nosotros, y por lo tanto debemos estar siempre listos (1 Pedro 3:15).

3. Esta tragedia debería recordarnos del poder destructivo del pecado en medio de un mundo caído.

Muchos se han preguntado este fin de semana: "¿cómo es posible que un joven pueda cometer un acto tan violento?" Si bien las motivaciones específicas todavía están siendo investigadas, la Biblia responde a esta pregunta en un nivel fundamental al señalar la naturaleza destructiva del pecado. El ser humano es capaz de asesinar porque es pecador. De hecho, uno de los primeros pecados registrados en la Biblia es el de asesinato (Génesis 4:8).

La Escritura enseña que el universo fue creado originalmente perfecto (Génesis 1:31). Pero cuando Adán y Eva desobedecieron a Dios, su pecado introdujo el mal, el sufrimiento y la muerte al mundo (Génesis 3:7-19), manchando permanentemente así la fibra moral de la raza humana, no sólo para Adán y Eva, sino también para sus descendientes (Romanos 5:12). Como resultado, toda persona en el mundo hoy en día es un pecador (Romanos 3:23), de tal manera que todo aspecto que compone a cada individuo está contaminado por la influencia del pecado (Efesios 2:1-3). Es el efecto destructivo del pecado en este mundo, tanto a través de acciones perversas de los hombres y la maldición sobre la creación, que explica por qué hay tanto sufrimiento, dolor y tragedia en esta vida. Por otra parte, es precisamente a causa del pecado que los pecadores pasarán la eternidad en el infierno (Romanos 6:23).

Las acciones violentas del hombre armado en el trágico tiroteo de la semana pasada nos proporcionan una vívida ilustración del poder destructivo del pecado. La Biblia enseña que el poder destructivo del pecado está presente en cada corazón no redimido (Marcos 7:21-22), aunque no siempre se manifieste en acciones de asesinato. Consecuentemente, los males de una sociedad no pueden ser resueltos por medio de legislaciones o controles externos, pues el verdadero problema está en el interior.

4. Debemos buscar oportunidades para compartirle a la gente acerca de la esperanza del evangelio en tiempos como este de conmoción y tristeza.

Es en momentos como este, cuando los acontecimientos actuales nos recuerdan que nuestro mundo está roto, que como cristianos debemos estar dispuestos a explicar nuestra esperanza que tenemos en Cristo (Mateo 28:18-20; 1 Pedro 3:15), esperanza centrada en la gloriosa realidad del evangelio( las buenas nuevas de salvación a pecadores a través de Cristo).

Jesucristo es la única solución de Dios para las realidades destructivas del pecado y de la muerte

Aunque todos somos pecadores y merecedores del infierno, Dios en su gracia ofrece perdón y salvación a través de su Hijo Jesucristo (Juan 3:16), quien pagó el castigo por el pecado al morir en la cruz (1 Pedro 3:18), venció a la muerte, se levantó de la tumba tres días más tarde, demostrando así que su sacrificio perfecto satisfizo la justicia de Dios (Romanos 1:4), ascendió a los cielos (Hechos 1:9-11) y se sentó a la diestra de su Padre (Hebreos 10:12.).

Jesús, el Salvador del mundo, ofrece el perdón de pecados y salvación a todos los que ponen su fe en él (Juan 6:37). La Biblia claramente dice que él es el único camino para ser hechos justos delante de Dios (Juan 14:6) y que solamente en él existe la salvación del pecado. Como lo explica Hechos 4:12, "en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos." Jesucristo es la única solución de Dios para las realidades destructivas del pecado y de la muerte.

Nosotros los cristianos que conocemos y amamos al Señor Jesús, es nuestro gran privilegio el poder ofrecer la esperanza del evangelio a aquellos en el mundo que nos rodea. Acontecimientos trágicos como el tiroteo del jueves a menudo hacen que las personas se hagan preguntas difíciles y fundamentales, y como cristianos deberíamos ser rápidos en responder a estas preguntas y hablarles de las buenas nuevas de Jesucristo.

5. Tragedias como estas deberían recordarnos que la vida es corta y que la verdadera seguridad sólo se puede encontrar en Jesucristo.

La naturaleza impactante de esta tragedia demuestra de manera vívida que la vida puede terminar repentinamente y de forma inesperada. Tal realidad nos plantea una pregunta que es relevante para todos: "¿Estoy listo para morir?" Solamente aquellos que conocen al Señor Jesucristo, aquellos que poseen la esperanza de la salvación y la vida eterna, pueden responder a esta pregunta de manera afirmativa (1 Juan 2:25).

Al escribir esto, me acordé de los comentarios hechos por John MacArthur el día después de los ataques terroristas del 9 de septiembre del 2001. Hablando acerca de cómo la gente debe manejar el miedo provocado por este tipo de tragedias violentas, dijo:

Todo lo que te puedo decir, mi querido amigo, es si quieres eliminar el miedo, entonces debes saber que tu futuro está asegurado.Debes saber que Dios está cuidando de ti y que no vas a morir hasta que él lo permita. Y cuando suceda, iras inmediatamente a su presencia eterna donde hay bendiciones para siempre.

Corre a Cristo quien te perdonará tus pecados y te acogerá si tú le aceptas en fe como Señor y Salvador; entonces te dará vida eterna. Para ti entonces la muerte no será el final sino el principio, no un desastre sino la bendición más grande que la vida te puede dar porque te abre las puertas a las glorias de la vida eterna.

En medio de este mundo incierto, los cristianos tienen una esperanza que este mundo no conoce (1 Tesalonicenses 4:13). Esa esperanza nos da seguridad, paz y audacia incluso en presencia de la tragedia y la muerte. Nuestra esperanza también nos llama a compartirle al mundo que nos rodea acerca del evangelio para que ellos también puedan llegar a conocer a nuestro Salvador y experimentar el gozo de su salvación (Mateo 11:28).

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Nathan Busenitz (Ph.D.) es profesor de teología histórica en The Master’s Seminary. Después de haber servido como asistente personal de John MacArthur, Nathan llegó a formar parte del profesorado de TMS en el 2009. Él y su familia viven en Los Ángeles, California.

Publicado originalmente en ingles aquí.