De acuerdo con al menos una encuesta reciente, hoy en día el sermón promedio dura entre 20 a 28 minutos. Si eso es cierto, tal estadística es un indicador de la superficialidad espiritual de las iglesias de hoy. Muchas iglesias han eliminado sus servicios de noche y otras más tienden a reducir el tiempo que se le dedica al sermón los domingos por la mañana. Nuestra generación está recibiendo menos de la mitad de la enseñanza bíblica que nuestros padres recibieron.

¿Cómo es que pensamos que podemos crecer más con menos predicación de la Palabra de Dios? Yo no creo que los pastores de hoy pueden predicar con mayor profundidad en 20 minutos en comparación con los 80 minutos (o más) que los pastores solían predicar (entre los servicios de la mañana y de la noche).

No hace mucho tiempo, alguien en mi iglesia me dijo que pensaba que mis sermones eran demasiado largos. Agradecido por su deseo sincero de ayudarme a ser un mejor pastor para nuestro rebaño, me pregunté cuales serían las razones que pudieran haber llevado a esta persona a tal conclusión. Depuse de un tiempo concluí que todo predicador debería considerar hacer lo siguiente:

1. Conecta con las personas

Todo predicador lucha por mantener un equilibrio adecuado entre el contenido y la conexión. Ha habido momentos en los últimos años en los que he reconocido una rutina en mi predicación que tiene gran énfasis en la explicación del contenido bíblico y no tanto en conectar a mi congregación con las implicaciones bíblicas del texto. Por otro lado vemos a predicadores en la televisión que tienen una conexión increíble con su público pero carecen de contenido bíblico. Ambos extremos deben ser evitados.

Obviamente, la conexión sin contenido no produce nada más que un espectáculo de porristas induciendo la emoción. Por otro lado, el contenido que no logra conectar puede ser francamente aburrido.

Como nota práctica: cada vez que me veo en un desequilibrio entre el contenido y la conexión, trato de predicar con menos notas, pues esto me ayuda a participar de manera más directa con la congregación.

2. Estudia bien el pasaje bíblico

Seamos realistas, el pastorado te mantiene ocupado. Hay semanas en las que mi tiempo de estudiose ve comprometido por las labores que debo realizar. Por eso, si durante el servicio pierdo la atención de la gente que desean que se les enseñe, tal vez parte del problema podría ser que tengo que estudiar más.

Para mí, la diferencia entre un buen sermón y un excelente sermón a menudo son esas tres horas de estudio extras. Si puedo dar un mensaje que creo que está listo para predicarse, y luego paso tres horas más en preparación, casi siempre se nota una gran diferencia.

3. Ora más

Suelo orar a lo largo de mi tiempo de estudio. Pero como lo mencioné en el punto anterior, un tiempo de estudio apresurado a menudo resulta en una oración reducida. Pablo oraba frecuentemente por aquellos a quienes él ministró (Filipenses 1: 9; Efesios 1:16-19). Es incorrecto el que me queje de los que se aburren durante mis sermones si yo no estoy orando para que puedan crecer en la gracia y el conocimiento de Jesucristo.

4. Se paciente

Algunos creyentes aún no han ganado un apetito por el “alimento sólido” de la predicación (1 Corintios 3:10). Si tu sermon parece aburrirles, mantén en mente que esto podría ser una buena oportunidad para averiguar si realmente desean ser discipulados. ¿Están dispuestos a ser discipulados individualmente por mí o por otro cristiano maduro de nuestra iglesia? Si la respuesta es sí, entonces continua predicando con paciencia.

5. Considera a los incrédulos

Obviamente no todo el que piensa que los sermones de su pastor son demasiado largos están mostrando señales de un corazón no regenerado (no sería agradable, tener un indicador de esa manera). Pero puesto que las personas espiritualmente muertas son incapaces de comprender la verdad de Dios al igual que los creyentes pueden (1 Corintios 2:14), es posible que alguien que piensa que tus sermones son demasiado largos no conozca a Cristo. Yo podría perder una excelente oportunidad de evangelización si no me importara lo suficiente el alma de esa persona para hablar con ellos más acerca de su relación con Cristo.

Puede haber otras razones por las que algunas personas piensan que un sermón es demasiado largo, pero para volver a nuestra pregunta original:

¿Cuánto tiempo debe durar un sermón?

Una de las mejores respuestas a esta pregunta fue dada por John MacArthur, quien explicó que un sermón debe durar:

¡Cuanto tiempo sea necesario para cubrir adecuadamente el pasaje! No creo que la longitud del sermón es tan importante como su contenido. . . . . . Lo importante es cubrir los puntos principales para que la gente sea convencida de su verdad y comprenda sus demandas. Si no tienes nada interesante que decir, incluso veinte minutos le parecerá una eternidad a tu pueblo. (John MacArthur, Redescubriendo la Predicación Expositiva, 339)

El mensaje debe durar el tiempo suficiente para que el texto se explique correctamente y las implicaciones prácticas adecuadamente desarrolladas. Dependiendo de la longitud del pasaje, es difícil imaginar que esto fuera posible en tan sólo 20 minutos.

Aquí está la sencilla razón de porque creo que las iglesias no deben limitar a sus pastores predicar sermones cortos – entre mejor entienda una persona la Palabra de Dios, más va a crecer espiritualmente (1 Pedro 2: 2.). Ese es un principio básico de la vida cristiana, pero es ignorado por muchos.

Entiendo que el cerebro sólo puede captar lo que el asiento puede soportar. Pero si usted es capaz de mantener la atención de la congregación con una excelente exposición, ellos van a obtener un mejor conocimiento de la verdad de Dios. Cuanto más entiendan su Palabra, más verán cuán glorioso él realmente es. Y cuanto más contemplen su gloria, más serán transformados a su imagen (2 Corintios 3:13).

Al final del día, la pregunta clave no es “¿cuánto tiempo debería predicar?” La pregunta clave es: “¿cómo estoy ayudando a otros a contemplar la gloria de Dios en mi predicación?” Para hacer eso bien, se necesita una gran cantidad de preparación, una cantidad significativa de tiempo durante el servicio de adoración, mucha oración y la gracia de Dios.

¿Cuánto tiempo puede ser tu sermón sin perder la atención de la congregación? Algo de eso depende de quién es el predicador, parte de ello depende de lo largo que sea el pasaje, pero la mayor parte depende de lo bien que el predicador conoce el texto. En resumen, si el predicador conoce bien el texto y puede mantener la atención de su rebaño, él puede predicar el tiempo que guste.

O, como dijo John Stott: “No importa cuánto tiempo usted predique, debe sentirse como si hubiese predicado veinte minutos.”

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Brian Biedebach es graduado de The Master’s Seminary. En la actualidad es misionero en Lilongwe, Malawi donde se desempeña como pastor de la Iglesia International Bible Fellowship y enseña en la universidad African Bible College y la escuela Central African Preaching Academy. Brian y su esposa, Anita, tienen cuatro hijos.