El blog de The Master´s Seminary

El co-pastor de Juan Calvino

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Yorke Hinds |

Hace cuatrocientos cincuenta y cuatro años, el 2 de mayo de 1564, Juan Calvino, al borde de la muerte, escribió su última carta. Comenzó así: "Adiós, mi mejor y más digno hermano. Puesto que Dios ha determinado que vivas más que yo en este mundo, vive consiente de nuestra unión, la cual ha sido tan útil a la Iglesia de Dios y de los frutos que nos esperan en el cielo."

Al recibir la carta, William Farel, ya de 75 años de edad, caminó casi 120 kilómetros desde Neuchâtel hasta Ginebra para ver a Juan Calvino por última vez. Apenas llegó a tiempo, ya que unos días después de su visita Calvino partiría a la presencia del Señor.

La historia de la amistad y ministerio entre Farel y Calvino comenzaría 28 años antes en la ciudad de Ginebra, donde el joven Calvino, tuvo que pasar una noche en un viaje hacia Estrasburgo. Ya que Calvino se había convertido en una figura popular de la reforma por su libro Institución de la Religión Cristiana, Farel fue a buscar el lugar donde Calvino estaba pasando la noche para conocerle.

Al llegar a la recepción del lugar donde se hospedaba, encontró a Calvino, joven de 27 años de edad con no muy buena salud. Farel le rogó que se quedase en Ginebra y le ayudase a reformar la ciudad en lugar de continuar su viaje a Estrasburgo.

A primera instancia Calvino se rehusó y le respondió, "no me puedo quedar. Necesito encontrar un lugar silencioso donde pueda estudiar sin distracciones." Farel entonces fijó sus ojos en los de Calvino, puso su mano en su cabeza y pronunció las siguientes palabras con voz de trueno, "¡Que Dios te maldiga a ti y tus estudios si no te unes conmigo aquí en la labor a la que Él te está llamando!"

Calvino visiblemente conmovido, se quedó quieto por unos instantes, hasta que cedió diciendo: "me quedaré contigo en Ginebra, y me entrego a mi mismo a la buena voluntad del Señor." De esta manera comenzó una larga amistad entre William Farel y Juan Calvino y su trabajo de reformar la ciudad de Ginebra.

¿Quién era William Farel?

William Farel llegó a Ginebra en 1532 con el deseo de ver a la ciudad rendida a Cristo. Al llegar, entró con gran cautela pues la ciudad se encontraba bajo el control opresor de un tirano príncipe-obispo. Las personas añoraban libertad, pero desconocían el evangelio el cual era el único mensaje que podría realmente liberarlos.

En su primer sermón en Ginebra, Farel predicó acerca de que las Sagradas Escrituras eran la única fuente de conocimiento y la única autoridad en la tierra bajo la cual las conciencias de las personas deben estar sujetas. Después del sermón los oyentes se fueron aquella noche razonando, "nuestro único Señor es Jesucristo y nadie más.” Farel predicó su segundo sermón, exaltando al único salvador que provee perdón completo a través de la fe solamente. Y fue de esta manera que una pequeña luz comenzó a iluminar a Ginebra.

Cuando los magistrados de la ciudad se enteraron de la predicación de Farel, lo convocaron al ayuntamiento, donde fue acusado de malicia y de estar provocando una rebelión. Después de escuchar la defensa de Farel, donde expuso que él tan solo pretendía predicar la verdad de la Palabra de Dios, le pidieron que abandonara la ciudad en paz.

Farel realmente supo lo que era sufrir por Cristo, pues su vida corrió peligro más de una vez a causa de la predicación fiel de la Palabra. Una noche mientras viajaba a casa una muchedumbre lo alcanzó y le arrojó piedras. Un gran número de sacerdotes, hombres y mujeres lo golpearon con palos y lo arrastraron medio muerto. Luego algunos clericós lo arrastraron hasta el río, hasta el punto de querer arrojarlo al agua, pero Dios lo protegió de manera sorprendente, pues otros ciudadanos se opusieron y obligaron a que se hiciera un juicio justo.

Farel, tan cerca de la muerte, sobrevivió gracias a la mano soberana de Dios Todopoderoso. Pasaron varios meses antes que los moretones sanasen, pero nunca se detuvo en su tarea de continuar escribiendo. A un joven, Farel le escribió: "Busca el trabajo, no el ocio, no esperes descanso hasta que el día del trabajo haya terminado… Se debe soportar mucho reproche, debes esperar encontrar ingratitud a cambio de bondad y mal a cambio del bien que das."

La vida y ministerio de este reformador, realmente estuvo enmarcada por la oposición. Pero los frutos de conversiones fueron el gran animo de su vida. Cuenta la historia que una mujer que en un inicio planeó su asesinato, terminó siendo una fiel discípula de Cristo y proclamando en toda la ciudad las verdades de la reforma.

Su predicación elocuente y extremo valor, fueron usados por Dios para la expansión de la reforma en Ginebra. Ademas siempre será recordado por haber sido la herramienta de persuasión que consiguió que Juan Calvino trabajará de lleno en la reforma de Ginebra. Las perspectivas enseñadas por Calvino y Farel terminaron siendo adoptadas por el ayuntamiento oficial de la ciudad como medidas formales para todos. Esta es solo una pequeña evidencia del fruto abundante que produjo el ministerio de estos dos amigos reformadores.

Después de que William Farel visitó a Juan Calvino por última vez en Ginebra, regresó a su hogar y continuó sirviendo al Señor por otros siete años. El 13 de septiembre de 1565, William Farel exhaló su último aliento. El misionero de la reforma terminó bien su carrera.

Que vivamos como vivió Farel, con su mirada puesta en el Señor Jesucristo y no en el sufrimiento de este tiempo. Que podamos ver a aquellos que Satanás mantiene cautivos, como posibles hombres que pueden venir a libertad, y que estemos dispuestos aun hasta a dar la vida por la proclamación del evangelio verdadero.

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Yorke Hinds, M.Div. The Master's Seminary.
 

Yorke Hinds

York Hinds is a student in the M. Div. program at The Master's Seminary.