En 1 Pedro 1:14-16 el apóstol Pedro exhorta: "Como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia; sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo." Así como los creyentes del Antiguo Testamento fueron llamados a reflejar la santidad de Dios en su carácter y comportamiento (Levíticos 11:44; 19:2; 20: 7), los creyentes del Nuevo Testamento son llamados a hacer lo mismo.

Éste estilo de vida piadosa que debe caracterizar a todo cristiano se define por los teólogos como un aspecto de la "santificación presente o progresiva." La necesidad que el creyente tiene de crecer en la santificación progresiva es subrayada en la exhortación de Hebreos 12:14: "Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor."

Hay muchos términos en el Nuevo Testamento que podrían estudiarse como una introducción a las actitudes y acciones que deben estar visibles en la vida del creyente. Por ejemplo, el término "caminar" se utiliza para describir y definir la conducta que se espera de un santo (vea Romanos 13:13; Gálatas 5:16; Efesios 2:10; 4:1, 17; 5:2, 8, 15 ; Colosenses 1:10; 2:6; 4:5; 1 Tesalonicenses 2:12; 4: 1, 12; 1 Juan 1:7; 2:6; 3 Juan 3, 4). O el concepto de "despojarse/vestirse" trata con el proceso de dejara atrás la vieja manera de vivir y la nueva manera de vivir como creyentes (vea Efesios 4:22-32; Colosenses 3:8-17). Además, los mandamientos dados a los creyentes de obedecer pueden ser enumerados en Juan 13:35-35; 1 Juan 2:3-11; 3:23-24; 4:21; 5:2-3; 2 Juan 4-6).

La metáfora prominente del Nuevo Testamento del "fruto", se utiliza para describir lo que la Escritura enseña acerca de la santificación progresiva en relación con sus resultados visibles en la vida del cristiano.

¿Cómo entender el término "fruto" en la Escritura?

El término "fruto" es extenso en la Escritura, y abarca desde su primera mención en Génesis 1 y su última en Apocalipsis 22. En estos dos pasajes se refiere a los productos comestibles de árboles (Génesis 1:11-12; Aposalipsis 22:1-2). Este significado básico de "fruto", el producto comestible de un árbol, se encuentra en todo el Antiguo Testamento y Nuevo Testamento (Levíticos 23:40; 26:4, 20; 27:30; Nehemías 10:35, 37; Salmos 1:3; 148:9; Eclesiastés 2:5; Ezequiel 36:20; Mateo 7:17-19; 21:19; Apocalipsis 22:2).

Existen tres significados  de "fruto" en la Escritura:

1. "Fruto del vientre". En primer uso predominante en la Biblia, especialmente en el Antiguo Testamento, tiene que ver con el "fruto del vientre", es decir, los niños (Génesis 30:2; Deuteronomio 7:13; 28:4, 11; 30:9; Salmo 127:3; Isaías 13:18). El "fruto" sustantivo puede referirse tanto a humanas (Salmo 21:10; Oseas 9:16; Lucas 1:42) como a animales (Deuteronomio 28:4; 30:9). Por lo tanto, a partir de su significado básico como productos de árbol o suelo, "fruto" es utilizado en la Biblia para referirse a productos del vientre.

2. Acciones de una persona. En segundo lugar "fruto", comenzando en el Antiguo Testamento y convirtiéndose aún más predominante en el Nuevo Testamento,  se utiliza metafóricamente para referirse a las acciones producidas por una persona, el fruto de la vida de uno, es decir, el comportamiento y conducta. Este concepto, introducido en el Antiguo Testamento (Proverbios 1:31; 11:30; Isaías 10:12; Jeremías 21:14; 32:19) es desarrollado por varios autores del Nuevo Testamento (Mateo 3:8; 7:16- 20; Romanos 6:21-22; 7:4; Gálatas 5:22; Efesios 5:9; Filipenses 1:11; Hebreos 12:11).

3. Resultado o consecuencia de las acciones de una persona. En tercer lugar, en el Nuevo Testamento "fruto" puede también referirse al resultado o consecuencia de las acciones de uno (Romanos 1:13; Filipenses 1:22) o la recompensa por acciones hechas (1 Corintios 9:7; Filipenses 4:17; 2 Timoteo 2:6).

En Mateo 7:15-20 Jesús utiliza el proceso natural de producir frutos de un árbol para demostrar el principio que cada individuo naturalmente produce "frutos". Al concluir sus palabras del Sermón del Monte dice:

Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego. Así que, por sus frutos los conoceréis.

Antes de decir estas palabras Jesús había comparando a falsos profetas con animales, a pesar de que exteriormente se hicieran pasar como ovejas; una metáfora muy común para el pueblo de Dios en el Antiguo Testamento (cp. Salmo 78:52; 100:3). Jesús después utiliza otra metáfora: una planta o árbol. Debido a que los falsos profetas se hacen pasar por siervos de Dios, los creyentes solamente pueden discernir su verdadera naturaleza basados en una evaluación de sus palabras y acciones; tal como lo dicen los versículos 16 y 20. Aquí, "fruto" es utilizado en un sentido metafórico para referirse al producto de los falsos maestros, siendo su práctica contradictoria a su profesión y sus acciones reveladoras de su verdadero carácter.

Las palabras de Mateo 7:16-20 nos enseñan un principio esencial: al igual que la fruta natural que proviene de un árbol y da evidencia visible de la vida y el carácter del árbol, así mismo la fruta metafórica, es decir, las palabras y acciones de los seres humanos, dan evidencia de la verdadera vida y carácter de una persona. Éste es un principio que se aplica no sólo a los falsos profetas, sino a los cristianos también (cp. Santiago 3:12).

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Dr. Keith Essex es profesor de exposición bíblica y director asociado del Doctorado en Ministerio. En 1994 comenzó a impartir clases en The Master's Seminary y ha formado parte del profesorado desde entonces. Él y su esposa viven en Los Ángeles, California.

Publicado originalmente en inglés aquí.