"Varón y hembra los creó Dios"

Cuando Dios diseño el mundo, él creó dos géneros distintos: varón y hembra (Génesis 1:27; 5: 2). Si bien ambos fueron hechos a la imagen de Dios, ambos tienen diferentes funciones y roles. Tanto el uno como el otro fueron diseñados para ser diferentes, de tal forma que en el matrimonio ambos se complementan (Génesis 2:22-25).

De hecho, la razón misma por la que existe el matrimonio es porque Dios, al ver al hombre sólo, dijo que no era bueno que estuviese sólo y por lo tanto creó una ayuda idónea para él (Génesis 2:18), una persona diferente a él. Dios diseño los géneros con el propósito de procreación en el matrimonio, y los hizo diferentes entre sí con el propósito de complementarse mutuamente en el matrimonio. Es por esto que las dos tareas encomendadas a los humanos: "Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla" (Génesis 1:28), se logran mejor en una relación matrimonial.

Es interesante notar que la manera misma en la que Dios pronunció la maldición por el pecado, denota que las dos tareas dadas a la humanidad ("fructificad y multiplicad") causarían dolor dentro del matrimonio para ambos géneros. Por un lado los esposos tendrían dolor en el trabajar, mientras que las esposas tendrían dolor en el dar a luz (Génesis 3:16-19). A partir de ese momento juntos en el matrimonio compartirían tanto el dolor y como las bendiciones en medio de un mundo de pecado.

Es importante ver que no solamente en la narrativa de Génesis 1 al 11 encontramos evidencia clara que Dios creó el matrimonio para un hombre y una mujer, sino que todo el Antiguo Testamento afirma lo mismo, demostrando que el matrimonio debe ser exclusivamente heterosexual. En Génesis 12 Dios llama a Abraham para iniciar una nueva familia. Sería por medio del matrimonio y la alianza que Dios cumpliría su promesa de iniciar una nueva nación. Años más tarde cuando tal nación recibió sus leyes, el matrimonio sería legislado y defendido como el medio por el cual las generaciones venideras  se multiplicarían y conquistarían la tierra prometida. De hecho Dios instituyó que las familias fuesen la manera de tomar el censo de la nación, pues las familias eran responsables delante del gobierno. A pesar que las leyes dadas en el Antiguo Testamento fueron específicamente para el pueblo de Israel, su fundamente va más allá que Sinaí y Moisés. En particular las reglas del matrimonio, vistas en Levítico y Deuteronomio, fueron basadas en la manera en la que Dios diseñó el matrimonio con Adán y Eva.

Nuevo Testamento

No existe un componente fundamental más importante en una sociedad que la relación entre un marido y una mujer. Es por esto que no solamente el Antiguo Testamento habla al respecto, sino que el Nuevo Testamento tiene mucho que decir al respecto. Tanto Jesús como Pablo y Pedro enseñaron acerca del matrimonio. En algunos casos, la enseñanza sobre el matrimonio aplica a ambos sexos. Por ejemplo, la enseñanza de Jesús sobre el adulterio en Lucas 16:18 es tanto para esposos como para esposas, sin distinción de género; o cuando Pablo habla que el pacto matrimonial perdura hasta la muerte de uno de los esposos, independientemente del sexo (Romanos 7:2-3).

Aparte de estos ejemplos, la mayoría de las enseñanzas acerca del matrimonio en el Nuevo Testamento especifican para quienes son, si son para la esposa o para el esposo. Cabe mencionar que no sólo las instrucciones mismas presuponen el matrimonio heterosexual, sino que el contenido en si sólo tiene sentido desde la perspectiva de las diferencias de género en el matrimonio. Por ejemplo, las diferencias entre un esposo y una esposa son la base para ver la relación entre Jesús y la iglesia, (Efesios 5:23-32). Pablo termina esa sección en Efesios exhortando individualmente a la mujer y al hombre dentro de sus distintos roles en el matrimonio (Efesios 5:23).

Además, Efesios 5 nos demuestra cómo Pablo constantemente utiliza la analogía del matrimonio, como por ejemplo al utilizar la capacidad reproductiva de la mujer (en contraste con la adopción), para hablar acerca de la salvación en Cristo (Gálatas 4:27). En 2 Corintios 11:2 Pablo contrasta los celos de un futuro esposo por la castidad de su futura esposa. En 1 Timoteo 2-3, Pablo habla de la capacidad de tener hijos como un papel dado a la esposa (2:15), y utiliza tal analogía para hablar que un anciano debe ser "marido de una sola mujer" (3:2). Pablo también enseña que las diferencias de género en el matrimonio tienen que ser considerados en la adoración congregacional, y que estas distinciones se deben "reconocer" en cada iglesia (1 Corintios 14:35-38). No solamente Pablo utiliza la analogía de l matrimonio, también Pedro habla acerca de las diferencias de género en el matrimonio (1 Pedro 3:5-7).

Conclusión

Debemos mantener en cuenta que todos los pasajes aquí expuestos sólo pueden ser interpretados a luz de las diferencias de género en el matrimonio. No sólo esto, sino que todos ellos demuestran que el matrimonio fue diseñado por Dios para ser entre un hombre y una mujer. Dios creó ambos sexos para que entre los dos pudiesen cumplir con el mandato de multiplicarse y sojuzgar la tierra, sirviendo así como la piedra angular en la sociedad. En particular, la imagen del matrimonio y las diferencias de género sirven para demostrar cómo Jesús ama a la iglesia.

Ciertas personas pueden tratar de promover que parejas del mismo sexo deberían poder participar en un matrimonio. Pero tal noción va en contra de la manera en la que Dios diseñó el matrimonio. La enseñanza de la Biblia sobre el matrimonio sólo puede entenderse cuando las dos personas son del sexo opuesto, un matrimonio entre un hombre y una mujer.

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Jesse Johnson es pastor de Immanuel Bible Church en Springfield, Virginia. Durante sus estudios en The Master’s Seminary, Jesse sirvió como pastor de evangelismo en Grace Community Church y coordinó la edición del libro de estudio Fundamentos de la Fe.