Cuando hablamos de los reformadores ¿cuál es el primer nombre que se nos viene a la mente? ¿El alemán Martin Lutero? ¿El francés Juan Calvino? ¿O el suizo Ulrico Zwingli? Estos tres son los más recordados de las clases de historia. Son personajes muy importantes por sus legados a la reforma: Calvino escribió durante más de 30 años la Institución de la Religión Cristiana, donde sistematizó su entendimiento de las Escrituras. Lutero clavo las 95 Tesis confrontando las indulgencias católicas y Zwingli nos dejó la zuriquesa, que es una traducción de la Biblia llamada también la Biblia de Zúrich.
¿Había otros reformadores? Por supuesto que sí, uno de ellos fue Casiodoro de Reina.
Este hombre, a menudo desconocido en libros de historia, fue uno de los fundadores de la iglesia evangélica hispanohablante y traductor de la Biblia al castellano de los idiomas originales.
Casiodoro de Reina
Casiodoro nació en España en 1520 y vivió una vida marcada por persecuciones. El no sólo huía de la Inquisición (institución judicial creada por el pontificado en la edad media con la misión de localizar y sentenciar a las personas culpables de herejía según las ordenes del Vaticano), sino también de los Calvinistas en Ginebra; este último porque criticó a la iglesia Calvinista en Ginebra de enviar a la hoguera a Miguel Servet por predicar en contra del bautismo de niños y en contra del trinitarismo.
En el verano de 1557, a la edad de 37 años, Casiodoro salió huyendo de Sevilla hasta llegar a Ginebra, donde se quedó por algún tiempo. Después de visitar Alemania, Inglaterra y los Países Bajos, huyó a Basilea, ya que en enero de 1564 la Inquisición Católica Romana le amenazó de muerte. Reina eligió la ciudad de Basilea por su ubicación estratégica, pues es un lugar donde se unen tres países: Alemania, Suiza y Francia. Fue desde allí que trabajó en la traducción de la Biblia al castellano.
La Biblia del Oso
Durante sus meses en Basilea, el reformador sevillano no pensaba en otra cosa más que en la producción y circulación de la Santa Biblia en español. Para él era imperativo que sus compatriotas tuvieran a su alcance la Palabra salvadora de Dios en su propio idioma. Los españoles carecían de la traducción completa de las Escrituras. Había algunas versiones en circulación, pero tales existían incompletas o de muy baja calidad. Una de estas versiones, basada en la Vulgata, fue “La Biblia Alfonsina”, comisionada en el siglo XIII por el Rey Alfonso X, El Sabio, la cual disfrutó de muy poco impacto. Otras versiones que normalmente incorporaban sólo ciertas porciones del Nuevo Testamento o de los Salmos, eran difíciles de entender ya que sus traductores desconocían los idiomas originales.
Reina deseaba sobre cualquier cosa llevar la Biblia a España, pues él mismo había experimentado personalmente el poder transformador de la Palabra de Dios. Así que después de conseguir financiamiento para el proyecto, comenzó la traducción con la ayuda de Antonio del Corro, Cipriano de Valera y Juan Pérez de Pineda.
No fue una tarea fácil. Durante el transcurso de doce años, tanto Reina como el resto del equipo sufrieron grandes retos. Reina enfermó gravemente al punto de estar en cama durante casi cinco semanas, el impresor original falleció dejando el trabajo inconcluso y la Iglesia Católica Romana les amenazaba constantemente haciendo todo lo posible para que ese temido libro no entrara en España. Pero a pesar de estos inconvenientes, y gracias a Dios, el 24 de Junio de 1569 la obra culminó con la impresión de 2,600 ejemplares. La llamaron “La Biblia del Oso.”
La versión Reina-Valera
Años más tarde Cipriano de Valera, uno de sus ayudantes en la traducción de la Biblia del Oso, continuó la labor que comenzó Reina. En 1602 publicó una segunda edición actualizada. A través del tiempo esta versión llegó a ser conocida como la versión Reina-Valera.
Hoy en día la Biblia Reina-Valera se ha convertido en la versión preferida en las iglesias protestantes en Latinoamérica, España y los Estados Unidos. Ha sido revisada en varias ocasiones, siendo la más popular la versión 1960 (distribuida por Sociedades Bíblicas). Esta obra victoriosa ha ayudado al pueblo de Dios para su evangelización y edificación a través de la historia, y si Dios lo permite continuará teniendo gran impacto en el mundo evangélico hispano.
Casiodoro de Reina, el reformador sevillano, aunque olvidado en los libros, no es olvidado en su obra. Con el pasar de los años, Reina se ha convertido en el verdadero patriarca del pueblo evangélico hispano. Podemos estar orgullosos de tener un héroe de la fe el cual Dios usó para traducir la Biblia al español.
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Fernando Jaimes, estudió en la Universidad de los Andes, Colombia antes de venir a The Master’s Seminary donde curso las maestrías en Divinidad y Teología (M.Div.; Th.M.), y ahora busca un Doctorado en Teología. Actualmente sirve como administrador del Instituto de Expositores en Los Ángeles, California. Su esposa, Julia, y él tienen dos hijos: David y Samuel.