Hace un tiempo recibí la siguiente pregunta por correo electrónico:

Me pregunto cuál es su opinión sobre lo que Agustín escribió en un libro "Ciudad de Dios" (libro 22, capítulo 8) donde habla acerca de muchos milagros que tuvieron lugar en Cartago durante su tiempo. Siempre me ha parecido que Agustín es una persona confiable, pero estoy sintiendo un poco de superstición hacia sus escritos ¿Podría ayudarme a aclarar lo que Agustín quiso decir?

Me han hecho preguntas similares antes, respecto a milagros y aparentes sanidades a través de diferentes épocas de la historia de la iglesia. Aunque cada caso es diferente, el testimonio de Agustín en su libro La Ciudad de Dios proporciona un interesante caso.

Los siguientes son algunos pensamientos, desde una perspectiva cesacionista, en respuesta a las historias de sanidad durante el tiempo de Agustín:

1. En primer lugar, debemos recordar que en cualquier materia, la Palabra de Dios es nuestra autoridad suprema. Las experiencias humanas, ya sea contemporáneas o históricas, deben ser evaluadas a la luz de la enseñanza de la Escritura. Agustín es uno de los padres de la iglesia más conocidos. Sin embargo, él no tiene ni inspiración, ni autoridad sobre la Biblia. Por lo tanto, sus enseñanzas se deben medir con la verdad de la Escritura (cp. 1 Tesalonisenses 5:21-22).

2. En segundo lugar, a diferencia de los milagros registrados en la Biblia, los cuales son absolutamente ciertos, el registro de los fenómenos sobrenaturales a lo largo de la historia de la iglesia son imposibles de verificar y están sujetos a errores humanos. Agustín fue, sin duda alguna, sincero al afirmar que hubo milagros en Cartago durante su vida. Pero eso no significa que su interpretación de lo que ocurrió sea la correcta. Ya que nosotros estamos a cientos de años alejados de la situación en la que se encontraba Agustín, se nos hace casi imposible entender completamente todo lo que él describe; sin embargo, aun así, podemos evaluar sus conclusiones a luz de la verdad de la Palabra de Dios.

3. Es importante señalar que, en términos generales, nosotros los cesacionistas no negamos la posibilidad de que Dios puede (y lo hace) hacer milagros en el mundo hoy en día. Esto, normalmente a través de actos específicos dictados por su providencia en respuesta a la oración. Uno de estos milagros que podemos observar día tras día es la regeneración, pues es un acto sobrenatural realizado por Dios cada vez que un pecador viene a la fe salvadora. Por lo tanto, la mención de "milagros" en las fuentes de la historia de la iglesia no debilita de la posición cesacionista de ninguna manera.

4. Los cesacionistas enseñan que los dones milagrosos del Espíritu (como los dones de sanidades, lenguas y profecía) cesaron poco después de la era apostólica. El don de sanidad, bíblicamente definido, involucra un agente humano quien -por el poder de Dios- sana de manera innegable, instantánea y milagrosa a los enfermos de enfermedades reales. Tal don fue dado a personas de la iglesia primitiva, como una señal para autenticar el ministerio de Cristo y de los apóstoles en la etapa fundacional de la historia de la iglesia. Los cesacionistas estamos convencidos de que hoy en día no existen en el mundo los oficios de sanadores o hacedores de milagros como existieron en los tiempos apostólicos.

5. Es importante destacar, que los milagros reseñados en el tiempo de Agustín no implican hacedores de milagros que poseían el don de sanidad tal como los apóstoles, estas historias se presentan como actos inesperados y providenciales de Dios, los cuales no dependían de un sanador intermediario. En un sentido, estas historias son categóricamente diferentes al tipo de milagros que se describen en los Evangelios o en el libro de los Hechos. Nada sugiere que el "don de sanidad" estuvo presente en los episodios que él relata.

6. Agustín mismo escribió que ciertos dones habían cesado en la iglesia, tal es el caso del don de lenguas. Al respecto escribe:

"En la primera época de la iglesia el Espíritu Santo descendió sobre los que habían creído, y hablaban en lenguas que no habían aprendido antes, siendo éstas señales adaptadas a la época en la que vivían, 'según el Espíritu les daba que hablasen'. Esto sucedió con fin de que el Espíritu Santo se evidenciase a sí mismo en todas las lenguas y para mostrar que el Evangelio de Dios había llegado a todas las lenguas [idiomas] sobre la faz de la tierra. Tal don fue dado para la autenticación (del evangelio) y terminó (de existir)." (Homilías sobre la primera epístola de San Juan, VI, Homilía décima).

7. La descripción que Agustín nos da acerca de estos eventos milagrosos es muy mística y está llena de elementos supersticiosos. Por ejemplo, en una de las reseñas de una sanidad, atribuye tal milagro a cosas como la oración a los santos, el poder de las reliquias o el uso de símbolos religiosos. Tales descripciones son profundamente preocupantes y ponen en duda la veracidad de sus supuestos milagros. No solo esto, sino que la mayoría de lo que informa proviene de fuentes de segunda o tercera mano, lo que a su vez cuestiona la exactitud fáctica de sus interpretaciones.

8. De manera general, la superstición que caracterizó al cristianismo medieval, logró ganar una posición dentro de la iglesia, luego de que el Imperio Romano se volviera “Cristiano”. Dado que los paganos fueron forzados a hacerse cristianos, ellos combinaron su paganismo con su cristianismo. La iglesia empezó a contaminarse. Aún alguien tan destacado como Agustín (en el siglo V) se vio afectado por esto.

¿Hubo entonces milagros durante su tiempo?

A. Los cesacionistas como yo afirmaríamos que Dios puede sanar a la gente providencialmente de manera repentina e inesperada, tanto hoy como en toda la historia de la iglesia. Así que, mientras que el don de sanidad ya no está activo hoy en día (lo que significa que los "sanadores por fe" dentro del movimiento carismático moderno son falsos), Dios aún puede responder a la oración de maneras extraordinarias. Con frecuencia, la gente se refiere a estos actos especiales de la providencia como "milagros". Sin embargo, el término no es el más útil si se analiza a la luz de los abusos que ha tenido dentro del movimiento carismático contemporáneo.

B. Por otro lado, con respecto a los reportes de Agustín, los elementos supersticiosos que resalta, como orar a los santos y la búsqueda de poder curativo en reliquias, son completamente antibíblicos. Tales atribuciones están fuertemente influenciadas por el paganismo de su época, y por lo tanto deben ser rechazadas.

C. Debemos ver los elementos supersticiosos en su propio contexto histórico. Agustín escribió tales cosas en el siglo V, en medio una sociedad romana llena de supersticiones religiosas. Tanto él, como cualquier otro religioso de su día, etiquetan infinitas cosas como hechos "milagrosos" aún cuando existen otras explicaciones para lo ocurrido.

D. Si bien apreciamos a San Agustín por sus muchas contribuciones a la teología histórica (como la articulación de las doctrinas de la gracia), su reporte de sanidades divinas es un área en la que es considerablemente menos útil. Tan llenas de supersticiones y dudas están sus historias de sanidad, que se nos imposibilita poder aceptarlas como hechos históricos confiables para cambiar la doctrina cesacionista.

****

Nathan Busenitz (Ph.D.) es profesor de teología histórica en The Master’s Seminary. Después de haber servido como asistente personal de John MacArthur, Nathan llegó a formar parte del profesorado de TMS en el 2009. Él y su familia viven en Los Ángeles, California.