La Biblia es la Palabra de Dios y es clara porque Dios quiso comunicarse de manera clara con nosotros. En 1997, Michael Drosnin
escribió “El código secreto de la Biblia”, un libro donde explica que los libros del pentateuco formaban un gigantesco crucigrama que, al conectarse, revelaba una historia que era oculta. De manera similar, algunos místicos creen que las palabras de la Biblia no quieren decir exactamente lo que dicen, sino que revelan algo que está detrás, es decir, un significado oculto. Otros que creen que la Biblia está repleta de palabras obsoletas que no tienen nada que decir al mundo de hoy. Además, hay otros piensan que es imposible entender la Biblia ya que fue escrita hace tantos años en una cultura totalmente diferente. Sin embargo, aún y cuando hay diversas opiniones, la Biblia no es un códice secreto. No es un libro misterioso ni obsoleto o anticuado. Es posible entender la Escritura y aplicarla hoy en día, es igual de relevante que cuando se escribió, y es clara.

La pregunta es ¿cómo podemos probar que la Biblia es un libro que tiene un mensaje claro? Si nos remontamos al principio, en el Edén, veremos que Dios habló con claridad. Lo que Él habló a Adán y Eva fue muy claro: “Y ordenó el Señor Dios al hombre,
diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer, pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no comerás, porque el día que de él comas, ciertamente morirás”. (Gn 2:16–17). Las palabras de Dios fueron palabras perfectamente claras. Sin embargo, desde el principio Satanás ha procurado cuestionar la veracidad de Dios y de Su Palabra. Génesis introduce a Satanás de esta manera: “Y la serpiente era más astuta que cualquiera de los animales del campo que el Señor Dios había hecho”. (Gn 3:1) Dispuesta a cuestionar la Palabra de Dios, la serpiente le pregunta a la mujer lo siguiente: “¿Conque Dios os ha dicho: ‘No comeréis de ningún árbol del huerto’?” (Gn 3:1) Más adelante le dijo abiertamente: “Ciertamente no moriréis. Pues Dios sabe que el día que de él comáis, serán abiertos vuestros ojos y seréis como Dios, conociendo el bien y el mal”. (Gn 3:4b–5) La palabra de Dios fue y es clara, pero Satanás procura en todo momento tergiversarla. Procura que cuestionemos su veracidad. Ese fue el inicio de todos los cuestionamientos. La Biblia ha sido atacada constantemente con el único propósito de que el hombre no confíe en la Palabra de Dios.

La doctrina de la claridad de la Escritura se conoce en teología como la perspicuidad de la Escritura. Esta doctrina describe la naturaleza de la Biblia como la Palabra de Dios. La Escritura es inspirada por Dios y es, por ende, la autoridad suprema. La Escritura es suficiente para la salvación del incrédulo, para la santificación del creyente y para toda cuestión espiritual del hombre. También, la Escritura es inerrante e infalible. Todo cuanto dice es verdad y no hay error en ella. Por último, y no por ello menos importante, la Escritura es clara. Esto quiere decir que no es ambigua, no es difícil de entender, no tiene mensajes ocultos ni misteriosos. Martín Lutero dijo que "si la escritura fuese oscura y ambigua, entonces, ¿para qué nos la dio Dios?". Afirmar la claridad de la Escritura es algo de vital importancia para la Iglesia, pero sobre todo es de vital importancia para nuestras vidas como creyentes.

Puede que te preguntes por qué es importante esto para tu vida y qué implicaciones hay en el hecho que la Escritura sea clara. Una buena manera de resumirlo se encuentra en el párrafo que cito a continuación:

“Debido a su claridad absoluta, la Escritura trae entendimiento cuando hay ignorancia, orden cuando hay confusión, y luz cuando hay oscuridad moral y espiritual. Hace un contraste claro con las reflexiones turbias de hombres no redimidos, quienes en sí mismos están ciegos y son incapaces de discernir la verdad o vivir de una manera justa. La Palabra de Dios claramente revela las verdades benditas, llenas de esperanza que ellos nunca pueden ver”.

(La Escritura: El consejero del alma, un distintivo de Grace Community Church)

En otras palabras, la Biblia, que es la Palabra de Dios, es absolutamente indispensable en nuestras vidas. La Escritura nos dará sabiduría, será luz a nuestro camino y guiará nuestros pasos de principio a fin. Somos salvos y santificados por medio de ella y todo lo que Dios ha prometido vendrá a buen término según el sabio consejo de Su voluntad. Él es Dios y ha querido comunicarse con nosotros de manera clara. Además, Él nos ha dejado Su Espíritu para ayudarnos a entender. Tomemos Su Palabra como es, sabiendo que es clara y dependiendo del Espíritu para iluminar Su verdad en nosotros. Oro que el hecho que Su Palabra es clara te anime a pasar más tiempo leyendo y meditando en ella, sabiendo que es verdad, que te hará más sabio y que renovará tu mente, conformándote más y más a la imagen de Cristo.