¿Por qué la inerrancia Bíblica
demanda la predicación expositiva?

La Biblia es inerrante,
infalible, autoritativa y relevante por cuánto es la Palabra de Dios. Es el
medio por medio del cual Dios se ha revelado a Sí mismo, Su voluntad y Su plan
de salvación. Él ha querido comunicarse con nosotros y lo ha hecho claramente
por medio de Su Palabra. Por eso tomamos Su Palabra seriamente a la hora de
predicarla. Debemos ser fieles en predicar con precisión (2 Tim 2:15) porque Su
Palabra obra para salvación de los incrédulos y para santificación de los
creyentes.

Dios nos ha dado Su Palabra que es verdad (Jn 17:17). Esto es porque Él es el único Dios verdadero. No hay nadie como Él. Además, Dios es veraz. No es como los hombres que fluctúan y no pueden cumplir sus promesas en ocasiones. Todo lo que Dios promete, simplemente es. Todo lo que ha dicho en Su Palabra se ha cumplido y se cumplirá porque Él es fiel. Dios es el Creador y es también el Soberano de las naciones. No hay nada imposible para Él. (Jer 32:27) Por otro lado, Dios nunca miente. (Nm 23:19) Todo lo creado fue hecho con el poder de Su palabra. (Sal 33:6) Su Palabra es viva y eficaz y es inspirada por Dios. (Heb 4:12; 2 Tim 3:16)

Debemos ser fieles en predicar con precisión

Si Dios decidió revelarnos su Palabra debemos interpretarla de la forma correcta. Algunos ejemplos de las preguntas que debemos hacer para estudiar el texto son las siguientes:

  • ¿Quién escribe?
  • ¿Cuál era la audiencia
    original?
  • ¿Qué estaba pasando?
  • ¿Cuándo fue escrito?
  • ¿Por qué se escribió?
  • ¿Cuáles son los
    principios atemporales que Dios reveló que podemos aplicar en la actualidad?
  • ¿Qué género literario utiliza
    el autor?
  • ¿Qué significaban las
    palabras que se escribieron?
  • ¿Cuál es el contexto?

Estas preguntas nos ayudarán a entender y por lo tanto interpretar lo
que el Espíritu de Dios quiso comunicar a través de Su Palabra. Si genuinamente
queremos interpretar Su Palabra fielmente, no podemos “importar” nada al texto (eiségesis)
sino debemos obtener del mismo todo lo que necesitemos (exégesis).
Debemos interpretar la Escritura a la luz de la Escritura misma. Por esta
razón, la exégesis es fundamental y clave para predicar y para hacerlo expositivamente.
La intención es entender claramente lo que el autor quiso transmitir para poder
explicar con claridad lo que Dios quiso comunicar. (Neh 8:8) Posteriormente,
debemos predicar, anunciar o exponer esas verdades atemporales, esos principios
que Dios ha querido revelarnos a nosotros y que quiere que obedezcamos. La
Biblia misma nos da el mandato de predicar la Palabra, de exponer la verdad. (2
Tim 4:1–4)

¿Cuáles son
los beneficios de la predicación expositiva para la iglesia?

La predicación
expositiva recoge a la perfección todo lo dicho anteriormente: demanda
fidelidad al texto, una alta preparación y dependencia del Señor para hablar
autoritativamente. Su Palabra es verdad y es inerrante porque Dios es verdad y Él
no cambia ni falla. Por eso debemos predicar fielmente Su palabra, exponiendo
el texto con precisión. La predicación expositiva y fiel expone la Palabra de
Dios tal como Él lo quiso, dando la autoridad y relevancia total a la misma y
reconociendo que es fuente inerrante e infalible de la voluntad de Dios.

Predicar expositivamente honra a Dios y Su Palabra revelada.

La predicación
expositiva es la única que garantiza una fidelidad total a Su Palabra, ya que la
considera como autoritativa, relevante, infalible e inerrante. Predicar
expositivamente honra a Dios y Su Palabra revelada. La idea es que el
predicador sea un simple canal para transmitir lo que Dios ya ha revelado. Esto
le dará confianza de ponerse de pie frente a la congregación y decir con total
confianza: “Así ha dicho el Señor en Su Palabra”. Esto no da lugar a opiniones,
argumentos humanos, errores doctrinales ni morales, sino que el predicador
trabaja arduamente en dependencia del Espíritu Santo para entender la intención
del autor humano inspirado por el Autor divino. Se trata de descubrir qué quiso
Dios revelarnos por medio de cada pasaje y entonces predicarlo, aplicándolo al
oyente actual.

Predicar expositivamente
garantiza fidelidad al texto y a Dios que nos reveló Su Palabra. La predicación
expositiva tendrá por agenda lo que Dios ha querido comunicar y no lo que está
de moda, la última teoría psicológica ni opiniones políticas. El predicador
fiel debe depender totalmente de la Palabra de Dios y de Su Espíritu Santo. No
depende de él mismo y su creatividad. Esto hará que la predicación sea menos
subjetiva y que garantice que lo que se está predicando es la voluntad de Dios.
Esto permitirá que la iglesia se centre en Dios y no en el hombre, además de garantizar
que no se hablará solo de los temas favoritos del predicador sino que se
hablará incluso de aquellos temas escabrosos que no los escogeríamos para
predicar si dependiese de nuestra decisión. Por último, la iglesia será
bendecida porque podrá ver cómo fue el proceso que se siguió para interpretar y
eso le da mucha transparencia, objetividad e independencia del predicador. Es
obvio que quien habla es el Señor. De esta manera todo lo que queda de
manifiesto es las riquezas y poder de las Escrituras, no las del expositor.
Prediquemos Su Palabra fielmente para que Dios sea el que hable y Su Espíritu
sea el que obre a través de ella, trayendo salvación a los incrédulos y santificando
a los creyentes.