"O mis hermanos y hermanas en Cristo, si pecadores han de ser condenados al menos hagamos que deban saltar al infierno por encima de nuestros cuerpos; y si ellos han de perecer, dejen que perezcan con nuestros brazos abrazados a sus rodillas, implorándoles que se queden y no que destruyan a sí mismos en locura." – Charles Spurgeon
El Señor no sólo nos ordena evangelizar en la Gran Comisión (Mateo 28:19-20), sino que también la gloria de Dios (2 Corintios 4:15), el sacrificio de Cristo (Marcos 10:45), la presencia del Espíritu Santo (Hechos 1:8-9), el amor hacia las personas (Romanos 9:1-3), el propósito de la iglesia (1 Pedro 2:9) y la historia de la redención (Apocalipsis 5:9-12) nos obliga a hacerlo.
La historia de la redención culminará con una multitud de hombres y mujeres de toda lengua, tribu, pueblo y nación ante el trono de Dios. ¿Quién no quisiera participar en este glorioso trabajo? Y como si esto no fuera motivación suficiente para evangelizar, existe otra razón más específica para pastores:
No es posible cumplir con su ministerio pastoral sin la evangelización.
En 2 Timoteo 4:5 Pablo anima al joven Timoteo al recordarle: “Pero tú sé sobrio en todo, soporta las aflicciones, haz obra de evangelista, cumple tu ministerio” ¿Está haciendo el trabajo de un evangelista? A continuación le presento 5 maneras en las que, de manera práctica, podemos aplicar esta obligación bíblica:
1) Practique usted mismo el evangelismo
Pregunta: ¿Cómo se le llama a una persona que no practica lo que predica?
Respuesta: Un hipócrita.
Predicar un sermón sobre evangelismo, enseñar una clase de evangelización, leer un libro sobre el evangelismo o escribir un artículo sobre la evangelización no sustituye la práctica del evangelismo. Tenemos que practicar lo que predicamos.
Pablo escribió: “Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mí, esto haced” (Filipenses 4: 9). ¿Puede usted decir lo mismo en su cumplimiento de la Gran Comisión?
2) Proclame el evangelio públicamente
Como pastores, nuestra responsabilidad principal es alimentar el rebaño de Dios (Juan 21:15-17). No estoy diciendo que deberíamos convertir nuestros servicios dominicales en cruzadas evangelísticas. Pero, por otro lado, esto no quiere decir que nuestros sermones no deberían conducir a la gente a Cristo. Cada sermón debe dirigir a nuestros oyentes a la gloria de Dios, la depravación del hombre, el señorío de Cristo y la esperanza de la salvación.
La cruz es lo que hace que nuestra predicación sea diferente a la simple moralización. Nuestro pueblo no debe irse de la iglesia pensando que tiene la capacidad de escuchar y obedecer cualquier mandamiento de la Escritura sin la gracia salvadora de Dios.
¿Esto es claro en su predicación? ¿Predica usted a Cristo como la única solución y el único Salvador? Como Pablo lo dice: “!ay de mí si no anunciare el evangelio!” (1 Corintios 9:16).
3) Prepare a su congregación bíblicamente
¿Conoce su congregación el evangelio?
Este es un punto que no debemos pasar por alto. Por ejemplo, alguna vez hablé con la esposa de un pastor que creía que el evangelio era: “sacar el mayor provecho de cada día y tomar un día a la vez”.
No podemos asumir que nuestra gente entiende el evangelio o que están listos para explicarlo.
Según Efesios 4:11-14 parte de la tarea del evangelista es equipar a los santos en la obra del ministerio para la edificación del cuerpo de Cristo. Si usted va a hacer la labor de un evangelista entonces parte de su trabajo es enseñarle a su congregación cómo evangelizar.
4) Busque oportunidades para evangelizar
Junto al mandamiento de hacer discípulos en Mateo 28 leemos la pequeña palabra “id”. Esto indica que nosotros como creyentes debemos tomar la iniciativa de ir. En la mayoría de los casos el incrédulo no tocará nuestra puerta con ganas de tener su estilo de vida pecaminoso perturbado por el evangelio. ¿Entiende su gente la responsabilidad que tienen de tomar la iniciativa de llevar el evangelio a sus amigos, vecinos y compañeros de trabajo?
Como líderes de la iglesia, debemos pensar estratégicamente y de manera práctica cómo ayudar a nuestra congregación a aprovechar al máximo sus oportunidades de evangelismo. Esto, ya sea en sus hogares, en sus trabajos o en sus comunidades (Efesios 5:16). Su formación no ha sido completada hasta que se ponga en práctica.
5) Ore incansablemente por los incrédulos
La salvación es del Señor (Salmo 3:8; Apocalipsis 19:1). La Escritura claramente nos enseña que mientras nosotros somos responsables de la siembra y el riego, solamente Dios puede producir frutos. Como Pablo lo explica en 1 Corintios: “Así que ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios, que da el crecimiento” (1 Corintios 3:7).
Debemos ser un ejemplo para nuestra gente de dependencia de Dios en nuestras oraciones y peticiones de oración. ¿Y cómo orar en relación al evangelismo?
- Ore por más obreros (Mateo 9:38)
- Ore para que Dios abra las puertas de ministerio (Colosenses 4: 3)
- Ore por aquellos que se dedican a la evangelización (Efesios 6:19)
- Ore para que el evangelio se extienda y sea glorificado (2 Tesalonicenses 3:1)
- Ore por la salvación de las almas (1 Timoteo 2:1-4; Hechos 16:14)
A la luz de todo esto, la pregunta que todo pastor debe hacerse es: ¿Estoy haciendo la obra de un evangelista? Usted jamás podrá cumplir con su ministerio sin hacer esta labor.
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George Lawson se graduó de The Master’s Seminary en el 2010. Hoy en día es el pastor de la iglesia Baltimore Bible Church, en Baltimore, MD (EEUU). Él y su esposa Jennifer tienen tres hijos.
Publicado originalmente en ingles aquí.