Amé mi experiencia en The Master´s Seminary. Como recién graduado, he estado reflexionando sobre algunas decisiones que tomé durante mi tiempo de estudio. Mi deseo es que algún seminarista nuevo o algún prospecto pueda aprender de lo que a mí me hubiese gustado saber antes de comenzar el seminario.

ME HUBIESE
GUSTADO TOMAR MI TIEMPO

Cuando comencé mi Maestría en Divinidad en TMS, yo era un hombre con una misión: “Tres años y luego vámonos de aquí”. Ese fue mi lema. Tomé más de lo que incluso implicaba llevar una carga completa de clases durante todo el año mientras continuaba trabajando al menos medio tiempo. Pero a pesar de que hubo varios factores que influyeron correctamente en dedicarme a prepararme rápidamente, desearía haber elegido tomado mi tiempo.

El ir más despacio me habría dado la oportunidad de centrarme más en algunas de las tareas que, por el bien del tiempo, terminé apresuradamente sólo por hacerlas. Sé que me habría beneficiado más de las tareas y ensayos si no hubiera preparado todo en el último minuto. También habría significado no apresurarme a leer algunos de los libros asignados, sino enfocarme en lidiar con las ideas de cada autor, y a desarrollar mejor mi propio criterio en esas áreas.

ME HUBIERA
GUSTADO INVERTIR MÁS TIEMPO EN RELACIONES

Hay algo muy precioso acerca de las amistades que haces durante tu preparación teológica. El seminario me ha permitido ganar alguna de las más profundas y apreciadas amistades de mi vida. A pesar de eso, debí haberles dado más prioridad. Claro, el tiempo siempre es escaso, y el seminario es solo por una temporada (¡una temporada bastante ocupada, sin lugar a dudas!), pero creo que hubo un problema con mi forma de pensar. El planear conscientemente estar en el seminario por el menor tiempo posible me llevó a mantener a la gente a una cierta distancia. No quise invertir demasiada energía emocional en las relaciones ya que solo durarían una temporada.

Cuando estaba tratando de decidir a qué seminario asistir, me di cuenta de algo: Los profesores son el seminario.

Amigo, eso fue
una equivocación. Los hombres que conocí durante el seminario se han convertido
en mis compañeros, confidentes y consejeros. Aunque viven por todo el mundo,
compartimos no solo al mismo Salvador, sino la misma experiencia y teología.
Estoy seguro de que no importa el problema al que me enfrente, puedo tomar el
teléfono y conseguir un buen consejo sabio de cualquiera de esos hombres. Sólo
desearía haber trabajado aún más duro para cultivar esas relaciones cuando
estuvimos juntos.

ME HUBIESE
GUSTADO CONOCER MEJOR A MIS PROFESORES

Cuando estaba
tratando de decidir a qué seminario asistir, me di cuenta de algo: Los
profesores son el seminario. Para mí, no se trataba del prestigio académico de
una institución, su riqueza histórica o su cafetería de caoba. Esas cosas no me
importaban (aunque la caoba es buena madera). La pregunta clara en mi mente era
¿quién quiero que me entrene? Esta escuela tienes muchas cosas qué ofrecer,
pero elegí deliberadamente The Master´s Seminary por una razón: quería ser
entrenado por la facultad de TMS.

Mis expectativas sobre la facultad—en términos de su conocimiento, piedad y carácter—fueron superadas en gran medida. Tuve la oportunidad de conocer a muchos de mis profesores (ese es uno de los beneficios clave de una escuela más pequeña, por cierto). Sin embargo, me arrepiento de no haberles invitado más a un café y de no haberles preguntado más sobre cuestiones ministeriales y teológicas. Estos son los hombres de los que vine a aprender después de todo.

ME HUBIESE
GUSTADO HABER SIDO MÁS ESTRATÉGICO CON MIS ELECTIVAS

En este programa, a los estudiantes se les da una amplia gama de opciones para las materias optativas. Aunque todo lo que elegía fue muy útil, podría haber sido más inteligente con la forma en la que “utilicé” esas opciones limitadas. En lugar de planear lo que podría ser más útil para mi futuro ministerio, a menudo opté por el camino de la conveniencia. Durante los semestres particularmente ocupados, evitaba una asignatura optativa que se decía difícil, remplazándola con una que implicara menos trabajo, aunque también era menos esencial para mí.

Específicamente,
desearía haber gastado más de mis materias optativas en los idiomas bíblicos.
TMS ofrece una base sólida en griego y hebreo como parte del programa
principal, pero desearía haber aprovechado las oportunidades para construir
sobre esa base. Cuán útil hubiera sido pasar más tiempo haciendo exégesis de
libros tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento en los idiomas originales,
bajo la enseñanza de mis profesores piadosos.

ME HUBIESE GUSTADO
COMENZAR ANTES

Confío en que, en
la providencia del Señor, Él tenía buenas y sabias razones para no ponerme en
el seminario hasta mis 30 años. No estoy cuestionando eso. Pero me arrepiento
de mi propia inmadurez durante los años que pasé en el ministerio antes de
darme cuenta de que necesitaba un entrenamiento serio. Las palabras faltarían
si tratara de contar el tiempo que recuerdo con vergüenza. Pienso en las cosas
que enseñé en los estudios bíblicos y en los sermones, y en los rostros de
aquellos que vinieron a mí en busca de consejo, pero para quienes no estaba
preparado para ayudar. Estaba ministrando lo mejor que podía, pero estaba
sacando de un pozo poco profundo.

Si Dios te ha llamado al ministerio, no arrastres los pies.

Aunque fueron
esos mismos acontecimientos los que me llevaron a reconocer lo mal preparado
que estaba y a buscar más formación, desearía no haber cometido esos errores.
Ojalá no me hubiera tardado.

NO ESPERES MÁS A
PREPARARTE PARA EL MINISTERIO

A pesar de estos
remordimientos, al reflexionar sobre lo que el seminario ha hecho por mí, me
siento equipado para el ministerio pastoral. El pozo es mucho más profundo
ahora. Hay mucho más que debo aprender, pero Dios me ha equipado
espiritualmente. Y estoy seguro de que Él ha usado el seminario como medio para
darme las herramientas, los recursos y las relaciones para enfrentar los
desafíos que el ministerio pastoral me presenta.

Si Dios te ha llamado al ministerio, no arrastres los pies. Explora si el seminario es una opción viable para ti. Habla con tu pastor y ponte en contacto con un consejero de admisiones. Y si buscas entrenamiento en un seminario, aprovéchalo al máximo, para Su gloria y para el beneficio de aquellos a quienes has de ministrar.

Aprende más sobre el entrenamiento del ministerio pastoral en TMS: Maestría en Ministerio Bíblico.