Jesús hizo muchos milagros durante su ministerio terrenal, como por ejemplo:

  • Sanó a los enfermos
  • Expulsó fuera demonios
  • Calmó tormentas
  • Resucitó muertos
  • Alimentó a miles de personas a la vez
  • Caminó sobre el agua
  • Convirtió el agua en vino
  • Controló el curso de los peces (vea Mateo 17:23-27, Lucas 5:1-11)

Los milagros de Jesús fueron tan reconocidos en todo Israel, que estos mismos testificaban que Jesús había venido de Dios. Como les dijo a sus críticos, "Mas yo tengo mayor testimonio que el de Juan; porque las obras que el Padre me dio para que cumpliese, las mismas obras que yo hago, dan testimonio de mí, que el Padre me ha enviado" (Juan 5:36, cp. Mateo 11:5, Juan 10:38).

No pueden ser negados
Los que se oponían a Jesús nunca negaron sus milagros. Es importante notar que los que se oponían a Jesús nunca negaron sus milagros. A pesar de que cuestionaron el origen de su poder (Mateo 12:24), ellos nunca fueron capaces de negar que las obras que él y sus apóstoles hacían eran producto de un poder sobrenatural (Juan 11:47-48, Hechos 4:16). La literatura judía misma de los primeros siglos D.C. confirman que los judíos, tal como los cristianos, aceptaban el hecho que Jesús había realizado actos sobrenaturales durante su ministerio en la tierra. Hoy en día no cabe duda que Jesús haya hecho los milagros que están escritos en la Biblia. Como lo dice un Wolfgang Trilling, profesor alemán: "Estamos convencidos y lo decimos con certeza histórica, que Jesús tuvo la capacidad de hacer milagros… Los reportes de milagros toman tal lugar en los Evangelios que nos es imposible pensar en ellos como inventos posteriores o transferidos a la vida de Jesús."[1A diferencia de muchos de los pseudo-milagros realizados hoy en el nombre de Jesús, los milagros reales de Jesús fueron irrefutables.

Pero a pesar de que los judíos mismos no podían negar el poder de Jesús, sus líderes religiosos rechazaron la idea de que Dios estuviese detrás de el poder con el que realizaba tales milagros. Los fariseos atribuyeron el poder de Jesús a Satanás (Mateo 12: 24). Años después ciertos rabinos inclusive buscaron atribuir tales milagros a la brujería y la magia. [2] Así mismo, el Talmud de Babilonia leemos la siguiente acusación: "Jesús [el] Nazareno practicaba la magia y por ende engañó y llevó a Israel por el mal camino." [3] A pesar de que tal vez la intención de tras de tales escritos es algo peyorativa, tales confirman el hecho de que Jesús realizó milagros asombrosos e indican que sus milagros eran tan convincentes que muchos en Israel creían en él.

Fuentes judías reconocen que los seguidores inmediatos de Jesús también tenían el poder de sanar en su nombre, como lo demuestra una historia muy curiosa en el Talmud: el nieto de un hombre judío no creyente llamado Yehoshua b. Levi fue milagrosamente sanado por un cristiano. A pesar de que el muchacho fue completamente sanado, Yehoshua b. Levi estaba mortificado en pensar que su nieto había sido objeto de poderes "mágicos". Peter Schäfer, profesor en la universidad de Princeton, comenta acerca de la perspectiva judía en aquellos tiempos:

La historia sobre Yehoshua b. Levi y su nieto… nos presenta una crítica irónica de Jesús y sus discípulos, que efectivamente…su poder mágico era innegable: funcionaba y su efectividad no puede ser cuestionada. Pero [en la mente de los Judios], es una fuente no autorizada y mal usada.[4]

Creer o no creer

Frente a la realidad de que Jesús y sus discípulos podían realizar actos milagrosos, los líderes judíos (tanto en los días de Jesús como en las generaciones postreras) tenían dos opciones: Atribuir su poder a Dios, o a Satanás. Tristemente eligieron la segunda opción, y en por ende sus acusaciones salvajes exponen la naturaleza irracional de su incredulidad cegadora.Los adversarios de Cristo no podían negar su capacidad de obrar milagros

Jesús mismo señaló la naturaleza contradictoria de sus acusaciones (vea Mateo 12:25-32): Si él estuviese realizando milagros de parte de Satanás, ¿por qué lucharía en contra de los demonios? El hecho de que Jesús utilizó sus milagros para promover el Reino de Dios revela con claridad la verdadera fuente de su poder.[5]

Aunque la mayoría de los fariseos y los rabinos se negaron en creer en Jesús como el Hijo de Dios, sus escritos, desde los primeros siglos de la historia de la iglesia, proporcionan confirmación histórica de que Jesús efectivamente hizo grandes e increíbles milagros. [6] Es innegable la capacidad de Jesús de realizar señales y prodigios.

Conclusión

Como creyentes podemos mirar los milagros de Cristo como testimonio de que él verdaderamente es el Hijo de Dios (Juan 3:2, Hechos 2:22). Justino Mártir, uno de los principales líder del cristianismo durante el siglo 2ndo, explicó a los antagonistas judíos de su época:

"[Jesús] se les manifestó… y sanó a los que estaban desde nacimiento enfermos físicamente, a sordos y cojos, causando a uno saltar y a otro escuchar y a otro ver.… Resucitó a los muertos y les dio vida, y por sus acciones desafió a los hombres de su tiempo a que le reconocieran."[7]

Hoy en día, dos mil años más tarde, las historias de los milagros de Jesús nos dejan maravillados al reflexionar sobre su majestad y poder.

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Nathan Busenitz (Ph.D.) es profesor de teología histórica en The Master’s Seminary,. Después de haber servido como asistente personal de John MacArthur, Nathan llegó a formar parte del profesorado de TMS en el 2009. Él y su familia viven en Los Ángeles, California.