El artículo del día de hoy trata con algunas de las tantas razones por las cuales los evangélicos no deberían ni endosar ni aplaudir el papado.

La popularidad del papa

Francisco es, sin lugar a duda, uno de los papas más populares de la historia moderna. Su popularidad ha sido adquirida, en parte, por su mensaje inesperado de tolerancia hacia aquellos que han sido históricamente condenados por la iglesia católica.

Inclusive en los últimos meses el papa Francisco ha causado alboroto por ciertas declaraciones acerca de la homoexualidad,  el divorcio, aborto, capitalismo, cambio climático y como ve a las personas de otras religiones. Algunos de sus comentarios han sido tan sorprendentes que algunos se han llegar a preguntar: ¿Será que realmente el papa es católico?

Pero aún en medio de todas sus declaraciones controversiales, la popularidad de Francisco continúa creciendo. Una búsqueda rápida en el internet revela que uno pude comprar una lista sin fin de cosas para recordar la visita del papa a América, como muñequitos de plástico, tazas para el café, llaveros, pinturas, estampillas, cartas, almohadas, etc.

Increíblemente, la popularidad del papa se ha extendido a los círculos protestantes, seduciendo a líderes evangélicos a que le abracen como a un hermano en Cristo, en vez de rechazarlo como un falso maestro. En las palabras de un predicador conocido en la televisión: "Me encanta el hecho de que ha hecho que la iglesia sea más inclusiva (hablando del papa Francisco); no trata de hacerla más pequeña sino trata de hacerla más grande para así incluir a todo el mundo. Lo que hace resuena conmigo."

Pero no debemos olvidar que la popularidad de este papa, o cualquier otro papa, representa la realidad trágica que existen hoy en día más de mil millones de personas atrapadas en las garras de un sistema religioso falso. La iglesia católica romana no es la verdadera iglesia. Es un movimiento apóstata que ha socavado el evangelio mediante elevar las tradiciones de los hombres por encima de la Palabra de Dios.

El papa dice ser la cabeza de la iglesia

Una encuesta rápida de la literatura católica demuestra que la iglesia católica se refiere al papa como la cabeza de la iglesia, tal como lo demuestra el libro católico Catholic Almanac: "El papa es el jefe supremo de la iglesia. Tiene primacía en su jurisdicción así como en honor sobre toda la iglesia" (Bunson, 273).

El Libro de respuestas del catolicismo, publicado en el 2007, afirma que: "El papa posee autoridad plena, suprema, inmediata y universal para gobernar la iglesia. . . . No hay apelación por encima de la autoridad del papa, ya que se le considera el Vicario de Cristo en la tierra" (Brighenti y Trigilio, 376-377).

ES UN MOVIMIENTO APÓSTATA QUE HA SOCAVADO EL EVANGELIO MEDIANTE ELEVAR LAS TRADICIONES DE LOS HOMBRES POR ENCIMA DE LA PALABRA DE DIOSEl catolicismo afirma que no hay apelación por encima de la autoridad del Papa. Pero, ¿qué pasa cuando un papa enseña cosas que son contrarias a la Palabra de Dios, como ha sucedido en varias ocasiones a lo largo de la historia de la iglesia? Lamentable hemos visto como la autoridad de la Escritura se ha infringido y la sana doctrina se ha ofuscado.

Aunque el papa afirme ser el vicario de Cristo, la realidad es que el papado está en oposición directa tanto a la obra de Cristo (el evangelio) como a la Palabra de Cristo (la Escritura). Es por eso que los reformadores protestantes se refirieron al papado como "anticristo", un término que utilizaban en el sentido general de una persona que dice representar a Cristo, pero sin embargo está totalmente opuesto a él. Los papas pueden afirmar ser la cabeza de la iglesia, pero los reformadores, armados con la verdad de la Palabra de Dios, se apresuraron a señalar que ningún hombre puede usurpar esta posición pues sólo Cristo es la cabeza de su Iglesia (cp. Colosenses 1:18).

El papa dice ser el sumo sacerdote de la iglesia

Hay muchas maneras en las que podríamos ilustrar la errónea autoridad que el papado se otorga a sí mismo. Un ejemplo fácil es el hecho que la cuenta de Twitter del papa es: "@pontifex_es". De primera instancia este nombre de usuario no podría ser de mucha importancia. Pero históricamente hablando, el termino "pontífice" nos revela un poco más acerca de la falsedad del papado.

En el imperio romano, algunos cientos de años antes del nacimiento de Cristo, se le llamaba "Pontifex Maximus" al sumo sacerdote del paganismo romano. Aunque existe cierto debate acerca de la etimología del termino "pontífice", el título "Pontifex Maximus" es traducido “ἀρχιερεύς” al griego, que, traducido al español, significa "sumo sacerdote" (hay evidencia que sugiere que el termino "Pontifex" podría haber significado originalmente "constructor de puentes", utilizado en un sentido espiritual para indicar que el sacerdote era el puente entre los dioses paganos y los humanos).

Alrededor del tiempo de Julio Cesar, el título de Pontifex Maximus se asoció exclusivamente con el emperador romano. El emperador era visto como la cabeza sacerdotal de la religión romana, de acuerdo al culto de adoración al emperador, el cual podemos observar en el propio imperio pagano.

Cuando Roma se cristianizó durante el 4to siglo, el emperador Constantino retuvo el título de Pontifex Maximus, pues se veía a si mismo como la cabeza de la iglesia cristiana. Y aunque el emperador dejó de utilizar el título de Pontifex Maximus a finales del 4to siglo, el obispo de Roma, probablemente comenzando con el papa León el Magno, comenzó a utilizar tal título. Es por eso que a través del Tiempo Medieval, los papas se auto-denominaban con los títulos de “Pontifex Maximus” o “Summus Pontifex” (sumo sacerdote) para describir su posición en la iglesia. Durante ese tiempo, los papas medievales trataban de justificar su título apelando al sacerdocio judío del Antiguo Testamento, aunque el concepto de Pontifex Maximus como cabeza de la religión romana tiene sus raíces en el paganismo antiguo, no en el Antiguo Testamento (incluso la Enciclopedia Católica, en su artículo "El Papa" bajo el encabezado "Pontífice", reconoce esta conexión).

Pero aún si el título se hubiese utilizado en referencia al sumo sacerdote judío del Antiguo Testamento, el punto sigue en pie: cuando Francisco utiliza el usuario en Twitter "@pontifex_es" está adoptando la noción histórica que el papa es el sumo sacerdote de la iglesia católica.

Un vistazo a la literatura católica demuestra que el papa es, efectivamente, visto como el sumo sacerdote de la iglesia. Como lo explica el cardenal James Gibbons en su libro La fe de nuestros padres: "Debemos, por lo tanto, encontrar en la iglesia de Cristo un juez espiritual el cual ejerce suprema autoridad como el sumo sacerdote ejercía la Antigua Ley [el Antiguo Testamento]" (Gibbons, 105).

Según la iglesia católica, así como Israel tenía un sumo sacerdote, así también la iglesia hoy en día necesita un sumo sacerdote. Eso mismo dice la página de internet Catholic Answers: El papa "tiene una función muy similar a la del sumo sacerdote [del Antiguo Testamento] como cabeza terrenal del pueblo de Dios."

Así que el papa Francisco es visto como el sumo sacerdote según el catecismo de la iglesia católica romana. Es por eso que él utiliza esos gorros y capas y se presenta como el pontífice de la iglesia. La iglesia católica lo ve como el constructor de puentes espirituales entre Dios y el hombre, la cabeza visible de la iglesia.

¿Acaso el papa es cabeza y sacerdote de la iglesia?

Existen varios problemas graves con esta posición católica. El Nuevo Testamento nos enseña que el pueblo de Dios ya no necesita un sumo sacerdote terrenal, pues tenemos una gran Sumo Sacerdote, el Señor Jesucristo. Él es el único a quien el sistema sacerdotal del Antiguo Testamento señaló y en quien se cumplió.

La semana pasada vi un artículo en un blog que tenía como pregunta: "¿Por qué los protestantes no tienen un papa?" El autor presentó muchas respuestas, pero una respuesta sencilla sería la siguiente:

No tenemos un papa porque el Nuevo Testamento (en lugares como el libro de Hebreos) revela que el sistema sacerdotal que caracterizó el Antiguo Testamento ha concluido. En Cristo, nosotros celebramos el sacerdocio de todos los creyentes; y más que eso, buscamos a él como nuestro gran Sumo Sacerdote.

Solamente Cristo es el mediador entre Dios y los hombres (1 Timoteo 2:5). Sólo él es la cabeza de la iglesia (Efesios 5:23). Sólo en él podemos ser reconciliados con Dios (2 Corintios 5:18-19). Consecuentemente, tenemos acceso a la presencia de Dios solamente a través de él (Hebreos 4:14-16).

Sugerir que el pecador todavía requiere un sacerdote terrenal para confesar sus pecados o ser perdonado o para tener acceso a Dios es una afrenta en contra de Cristo mismo, el gran Sumo Sacerdote, y su ministerio sacerdotal.

Como creyentes tenemos solamente un Sumo Sacerdote. Él es el único que murió en el Calvario, se levantó en victoria de la tumba, ascendió a la diestra del Padre y se sentó después de haber hecho expiación perfecta y final por el pecado (Hebreos 10:12).

Por lo tanto rechazamos cualquier sistema en el cual se nos dice que debemos confiar en un sacerdote terrenal para tener acceso a Dios. Jesús es nuestro Sumo Sacerdote y no hay otro más que él. Todo el que se haga pasar con este título es un usurpador y un fraude.

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Nathan Busenitz (Ph.D.) es profesor de teología histórica en The Master’s Seminary. Después de haber servido como asistente personal de John MacArthur, Nathan llegó a formar parte del profesorado de TMS en el 2009. Él y su familia viven en Los Ángeles, California.

Publicado originalmente en ingles aquí.