¿Alguna vez ha mirado su Biblia y se ha hecho la pregunta, "¿Cómo sabemos que estos 66 libros, y no otros, contienen la Palabra inspirada de Dios?"
Esta es una pregunta sumamente importante, ya que muchos hoy niegan que estos 66 libros verdaderamente constituyen el canon completo de la Escritura.
¿CÓMO SABEMOS QUE LA BIBLIA QUE TENEMOS EN NUESTRAS MANOS ES LA PALABRA DE DIOS COMPLETA?
Grupos como como la iglesia Católica Romana, afirman que los libros apócrifos, escritos durante el período intertestamentario (entre el Antiguo y el Nuevo Testamento), deberían ser incluidos en la Biblia. Por otro lado sectas, como los Mormones, añaden sus propios libros de la Biblia, como el Libro de Mormón, Doctrinas y Convenios y La Perla de Gran Precio. Como si eso no fuera suficiente, existen libros y películas populares como El Código Da Vinci, los cuales enseñan que fueron otros cristianos, como Constantino, los cuales, años después, determinaron cuales libros deberían estar en la Biblia y cuales no.
Así que, ¿cómo sabemos que "toda la Escritura" se compone de estos 66 libros? ¿Cómo sabemos que la Biblia que tenemos en nuestras manos es la Palabra de Dios completa?
Existen muchas maneras para contestar esta pregunta; de hecho, podríamos pasar semanas el estudio de la doctrina de la canonicidad, cuidadosamente estudiar todos los detalles bíblicos e históricos relevantes y los muchos libros disponibles que pueden guiarnos a una gran cantidad de información.
Pero en este artículo, me gustaría ofrecer una respuesta simple que espero le sea útil:
Creemos en los 39 libros del Antiguo Testamento, porque el Señor Jesucristo afirmó el Antiguo Testamento. Y creemos en los 27 libros del Nuevo Testamento, porque el Señor Jesucristo autorizó a sus apóstoles a escribir el Nuevo Testamento.
LA DOCTRINA DE LA CANONICIDAD FINALMENTE REGRESA AL SEÑORÍO DE JESUCRISTO
La doctrina de la canonicidad finalmente regresa al señorío de Jesucristo. Si creemos en él y nos sometemos a su autoridad, entonces también creemos en su Palabra y nos someteremos a ella. Ya que él afirmó el canon del Antiguo Testamento, también nosotros lo afirmamos, y ya que él autorizó a sus apóstoles a escribir el Nuevo Testamento, también lo recibimos como palabra de Dios.
No fue ni la iglesia Católica, ni Constantino ni José Smith quienes determinaron el canon de la Biblia. No, sino que el canon de las Escrituras descansa en la autoridad de Cristo mismo, el Señor de la iglesia y el Hijo de Dios encarnado.
El canon del Antiguo Testamento
Jesucristo afirmó el canon judío de su día el cual contiene en el mismo contenido que se encuentra en nuestro Antiguo Testamento hoy en día.
Un estudio de los evangelios muestra que a lo largo de su ministerio, Jesús afirmó el Antiguo Testamento en su totalidad (Mateo 5:17-18), incluyendo su fiabilidad histórica (Mateo 10:15; 19:3-5; 12:40; 24:38-39), precisión profética (Mateo 26:54), suficiencia (Lucas 16:31), unidad (Lucas 24:27, 44), inerrancia (Mateo 22:29; Juan 17:17. ), infalibilidad (Juan 10:35) y autoridad (Mateo 21:13, 16, 42).
Jesús afirmó la Ley y los Profetas y todo lo que estaba escrito en ellos, claramente demostrando su percepción del Antiguo Testamento como la misma Palabra de Dios (Mateo 15:16; Marcos 07:13; Lucas 3:2; 5:1; etc.).
Cabe decir que los Judios del primer siglo no consideraban los libros apócrifos como canónicos, y claramente tampoco Jesús. Cristo afirmó el Antiguo Testamento en su totalidad pero nunca afirmó ni citó los libros apócrifos, ni él ni cualquiera de los otros escritores del Nuevo Testamento.
(Al decir esto algunos de ustedes pueden estar preguntándose sobre la referencia al libro de Enoc en el libro de Judas. Pero debemos recordar que el libro de Enoc no es parte de los libros apócrifos de la iglesia Católica Romana. Enoc era simplemente una conocida pieza de literatura judía durante ese período de tiempo, lo que Judas cita con fin de dar un ejemplo, al igual que lo hizo Pablo cuando citó poetas paganos en el areópago en Hechos 17).
Para aquellos que se preguntan, "¿por qué los protestantes no aceptan los libros apócrifos?" La respuesta, al final de cuentas, es porque Jesús nunca los afirmó como parte de la Escritura, y tampoco lo hicieron los apóstoles.
Inclusive, muchos de los padres de la iglesia no consideraban los libros apócrifos como canónicos. Sí los consideraron útiles para la edificación de la iglesia, pero jamas con la misma autoridad que la Biblia. Incluso Jerónimo, el erudito del siglo quinto, al traducir la Vulgata al latin, reconoció que los libros apócrifos no debían ser considerados como canónicos.
ACEPTAMOS LA CANONICIDAD DEL ANTIGUO TESTAMENTO BASADOS EN QUE JESÚS MISMO AFIRMÓ LA AUTORIDAD DE ESTOS LIBROS
Así que aceptamos la canonicidad del Antiguo Testamento basados en que Jesús mismo afirmó la autoridad de estos libros, y rechazamos la canonicidad de libros apócrifos pues Jesucristo nunca los afirmó como parte del canon.
El Canon del Nuevo Testamento
Los mismos principios deben aplicarse al canon del Nuevo Testamento. Nuestro Señor no sólo afirmó el canon judío del Antiguo Testamento, sino que él también prometió que daría revelación adicional a su iglesia por medio de sus representantes autorizados, los apóstoles.
Jesús habló explícitamente de esto en Juan 14-16. En la noche antes de su muerte, Jesús dijo a sus discípulos:
"Os he dicho estas cosas estando con vosotros. Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho."– Juan 14:25-26
Esa última frase es sumamente importante para la doctrina de la canonicidad. Jesús prometió a los apóstoles que el Espíritu Santo les ayudaría a recordar todas las cosas que él les había dicho.
Esa es una promesa increíble, la cual se cumple en el escrito de los cuatro Evangelios, en los cuales las cosas que hizo y dijo nuestro Señor están perfectamente registradas.
Dos capítulos después, en el mismo contexto, el Señor prometió a los apóstoles que él les daría revelación adicional a través del Espíritu Santo:
"Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar. Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir. El me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber. Todo lo que tiene el Padre es mío; por eso dije que tomará de lo mío, y os lo hará saber." – Juan 16:12-15
¿Dónde se encuentra esa revelación adicional? Se encuentra en las epístolas del Nuevo Testamento, en las cuales el Espíritu de Cristo guió a los apóstoles para proporcionar a la iglesia con la verdad inspirada.
Por lo tanto podemos concluir que el Nuevo Testamento fue autenticado previamente por Cristo mismo al autorizar a sus apóstoles a ser sus testigos en el mundo (Mateo 28:18-19; Hechos 1:8). Nosotros en la iglesia nos sometemos a los escritos del Nuevo Testamento ya que fueron escritos por los representantes autorizados de Cristo, siendo inspirados por el Espíritu Santo de la misma forma que los profetas del Antiguo Testamento.
Es increíble ver el cumplimiento de este criterio a través del Nuevo Testamento:
• Los evangelios de Mateo y Juan fueron escritos por apóstoles.
• El evangelio de Marcos es un registro de las memorias del apóstol Pedro, escrito por Marcos bajo la autoridad apostólica de Pedro.
• El evangelio de Lucas (y el libro de los Hechos) fueron producto de una investigación y testimonio de testigos presenciales (Lucas 1:2). Por otra parte, como compañero del apóstol Pablo, Lucas escribió bajo la supervisión apostólica de Pablo (por ejemplo, Pablo afirmó Lucas 10:7 como parte de la Escritura en 1 Timoteo 5:18).
• El epístolas paulinas (Romanos-Filemón) fueron escritas por el apóstol Pablo.
• Aunque se desconoce el autor del libro de Hebreos, a través de la historia muchos han creido que muy probablemente pudo haber sido Pablo. De no haber sido escrito por Pablo mismo, probablemente fue escrito por alguien estrechamente familiarizado con el ministerio de Pablo, y por lo tanto por extensión, en virtud de su autoridad apostólica.
• Las epístolas generales (las cartas de Santiago, Pedro y Juan) fueron escritas por los apóstoles. Es hermoso notar como Pedro también reconoció los escritos de Pablo como parte de la Escritura en 2 Pedro 3:15-16.
• La epístola de Judas fue escrito por el medio hermano de Jesús (Mateo 13:55; Marcos 6: 3), el cual operó bajo la supervisión apostólica de su hermano Santiago (cp. Judas 1).
• Y, por último, el libro de Apocalipsis fue escrito por el apóstol Juan.
Cada libro del Nuevo Testamento fue escrito bajo la autoridad apostólica, ya sea por un apóstol o alguien estrechamente vinculado al ministerio apostólico. Por lo tanto, hoy en día nosotros nos sometemos a estos libros porque provienen de representantes autorizados por Cristo.
Por lo tanto, la razón por la cual el canon está cerrado se debe a que ya no hay apóstoles en la iglesia de hoy, y no ha habido desde el final del primer siglo, cuando la era del fundamento de la iglesia terminó (cp. Efesios 2:20).
Así que ... ¿por qué estos 66 libros? ¡Debido a que Dios los inspiró! Son su revelación divina y Cristo confirmó ese hecho. Jesús afirmó el canon del Antiguo Testamento y autorizó el canon del Nuevo Testamento (cp. Hebreos 1: 1-2).
La autoridad del Señor Jesús mismo es pues la base de nuestra confianza en el hecho de que la Biblia que tenemos en nuestras manos contiene la Palabra de Dios.
****
Nathan Busenitz (PhD) es profesor de teología histórica en The Master’s Seminary. Después de haber servido como asistente personal de John MacArthur, Nathan llegó a formar parte del profesorado de TMS en el 2009. Él y su familia viven en Los Ángeles, California.
Publicado originalmente en inglés aquí.