Durante los últimos meses, las redes sociales y los periódicos se han visto inundados de noticias desalentadoras. Quienes disfrutamos del fútbol, también recibimos malas noticias recientemente. La FIFA, con su corrupción, nos metió goles de todo tipo: de chilena, de media distancia, de taquito, de escorpión, de cabeza y de mano. Sin embargo, este último fue anulado. El Suizo Joseph "Sepp" Blatter no va más como director técnico de la FIFA. Aunque trató de hacer otro gol, se lo anularon y lo expulsaron de la cancha.
La noticia del personaje de televisión y campeón olímpico, Bruce Janner, también se difundió masivamente por las redes. Este hombre, de 65 años, afirmó que Jesús en su nacimiento, le dio alma de mujer. En la entrevista con la reportera Diane Sawyer, de la cadena de televisión ABC News, Janner afirmó que Jesús mirándolo, se preguntó: "¿Qué vamos a hacer con este? Hagámoslo un niño inteligente, muy determinado". Luego de esto, según él, Jesús sonríe y dice: "¡Vamos a darle un alma de mujer!". Por esto, durante los últimos 5 años, Bruce se ha hecho toda clase de operaciones para cambiar su fisionomía. Con el interés de parecer una mujer, ha mutilado su cuerpo y se ha practicado cirugías faciales. Su nombre actual es Caitlyn Janner.
Por otro lado, la semana pasada en Charleston, Carolina del Sur (EEUU), un hombre disparó y mató a un grupo de personas que asistían a un estudio bíblico. Al parecer, el asesino se sentó con ellos, oro y luego abrió fuego contra nueve afroamericanos por motivos de racismo.
El problema
Sabemos que el hombre es pecador por naturaleza y está contaminado (Mateo 15:19 – 20). Jeremías escribe acerca de lo corrupto del corazón "Es más engañoso que todo lo demás y está desesperadamente enfermo (Jer. 17:9)”. Ciertamente, la humanidad ha rechazado el evangelio de Cristo. El apostól Pablo, lo advirtió hace 2000 años en el libro de Romanos, Dios entrega la humanidad a la impureza. Pablo nos dice que Dios le permite al pecado seguir su curso desastroso en la vida, como un justo castigo por la desobediencia y rechazo a su evangelio. Hombres y mujeres, en vez de adorar al creador, veneran sus ídolos. Por esto, Dios los ha entregado a las lujurias de sus corazones. La humanidad ha sido entregada a su propia prisión. Dios los ha abandonado a sus malos pensamientos, homicidios, adulterios, fornicaciones, robos, falsos testimonios y calumnias (Romanos 1:18-32)
Es en el corazón en donde empieza la degeneración. Ésta es vasta y no tiene remedio (Romanos 1: 24-25). Los hombres se han entregado a las degeneradas pasiones de la homosexualidad. Tanto hombres como mujeres rechazan los mandamientos divinos. Por ende, no entrarán en el Reino de Dios. Viven engañados en su propia justicia, pero ni los fornicarios, ni los idólatras, ni adúlteros, ni afeminados, ni homosexuales entrarán al reino.
Como nunca antes, la inmoralidad sexual que impregna la humanidad, está generando un odio del hombre por el hombre. Esto se manifiesta en: toda maldad, bajeza, malicia, avaricia, codicia, depravación, iniquidad, envidia, asesinatos, homicidios discordia, contienda, engaño, traición malignidad, calumnia, odio a Dios, insolencia, violencia, arrogancia, altivez, fanfarronería, moralidad reprochable, desobediencia a los padres, tontería incredulidad y corazones endurecidos sin ningún tipo de sensibilidad por los demás.
Hoy, como hace 2000 años cuando mataron a Jesús y los apóstoles, los idólatras siguen persiguiendo y matando cristianos. Leer las noticias nos recuerda de lo que son capaces. Nada resulta demasiado bajo o escandaloso para ellos. Por lo tanto, Dios ha decretado que el destino de la humanidad es la muerte. Todos son culpables. Cualquiera que guarda toda la ley, pero tropieza en un punto, se ha hecho culpable de todos estos pecados y la paga del pecado es muerte.
La respuesta
Pero ¡Hay salvación! Dios el creador y dueño de la creación ha enviado a su hijo sin pecado a este mundo. Cristo, el ungido de Dios, el cordero sin mancha, ha satisfecho la paga del pecado para todos aquellos que se arrepienten. Jesucristo es la única esperanza para escapar del justo juicio de Dios. Para escapar de su ira. El perdona los pecados y ofrece vida eterna.
El mensaje es: arrepiéntase y crea en el evangelio. Arrepentirse no es simplemente cambiar su manera de pensar. Tampoco se trata solamente de reconocer que antes no veía algo como malo. El arrepentimiento descrito en el libro sagrado, conlleva reconocer la absoluta pecaminosidad y tomar el camino de Dios, en vez del camino del pecado.
La salvación es un regalo. Sin embargo, cuesta todo “Si alguno quiere venir en pos de Jesús niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día y sígale. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá, pero el que pierda su vida por causa de Jesús ése la salvará (Lucas 9:24).
Dios gratuitamente provee esta salvación. Solo basta con arrepentirse y confesar con la boca a Jesús por Señor, y creer en el corazón que Dios le resucitó de entre los muertos, porque con el corazón se cree para justicia, y con la boca se confiesa para salvación. Pues la Escritura dice: "Todo el que cree en Él no será avergonzado" (Romanos 10:9-11). ¿Cree usted esto?
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Fernando Jaimes, estudió en la Universidad de los Andes, Colombia antes de venir a The Master’s Seminary donde cursó una maestría en divinidades (M.Div.) y una maestría en teología (Th.M.). Actualmente sirve como administrador del Instituto de Expositores en Los Ángeles, California y estudia un doctorado en ministerio (D.Min.). Su esposa, Julia, y él tienen dos hijos: David y Samuel.