Muchos denuncian vehementemente al calvinismo de ser un sistema teológico peligroso para la iglesia, ya que presuntamente “apaga la pasión por el evangelismo”. Algunos concluyen de manera apresurada que el énfasis en la soberanía de Dios con respecto a la salvación del hombre, deja sin lugar a una actividad evangelistica vigorosa. Sin embargo esta idea es foránea a una verdadera comprensión de la soberanía de Dios y el evangelismo.

No obstante, también existe una gran contradicción en personas que dicen confiar en el gobierno absoluto de Dios sobre la salvación, pero que al mismo tiempo enmudecen ante toda oportunidad de presentar el evangelio a un mundo que se pierde. La historia de la iglesia da evidencia de hombres comprometidos con la doctrina de la predestinación, sin omitir su propia responsabilidad de ganar almas para Cristo (Whitefield, Edwards, Lloyd Jones, Montgomery Boice entre muchos otros).

Dos hombres que han aportado al cuerpo de Cristo valiosas riquezas en cuanto a su entendimiento de las verdades divinas, son Charles H. Spurgeon y J. I Packer. Pero especialmente con respecto a la responsabilidad de evangelizar bajo la mirada de un Dios soberano, estos hombres dejaron dos joyas escritas que todo cristiano que quiera avivar su pasión por el evangelismo debería leer.

Estos libros son: El Ganador de Almas de Charles H. Spurgeon y El Evangelismo y la soberanía de Dios de J. I. Packer. Comprometidos con las doctrinas fundamentales de la gracia soberana, estos dos hombres permiten identificar 5 principios relevantes en cuanto a lo que significa ser un verdadero ganador de almas.

1. Un verdadero ganador de almas no se guía por los resultados sino por la fidelidad. El éxito del evangelismo a la luz de un Dios soberano, no puede estar basado en el número de convertidos, ya que aún el mejor evangelista del mundo no puede convertir a nadie a menos que Dios intervenga y de vida nueva a la persona (Juan 6:44). El evangelismo verdadero se define en términos de fidelidad al mensaje y no de los resultados.

Un creyente puede reconocer si es un ganador de almas conforme al corazón de Dios, en cuanto su mensaje sea compatible con la fe predicada por los profetas, Jesucristo y los apóstoles (Judas 1:3); por el contrario si la actividad evangelistica que lo distingue es caracterizada por un mensaje al gusto del consumidor, no puede creer en lo absoluto que su evangelismo es aprobado ante los ojos de Dios (2 Timoteo 2:15).

“Ha habido misioneros en el medio oriente que obraron por años entre los musulmanes y no vieron ni un solo creyente  ¿Podríamos decir que ellos no supieron evangelizar? Ha habido también creyentes evangélicos que decidieron aceptar a Cristo después de oír a predicadores que no eran evangélicos y mucho menos bíblicos. ¿Podríamos decir, entonces que estos predicadores si supieron evangelizar? La respuesta en ambos casos es no”. (J.I Packer. p.45)

Esto no quiere decir en ninguna manera, que el creyente debe desinteresarse por el fruto de su evangelismo, todo obrero fiel se esforzará por seguir adelante con su tarea evangelistica, esperando que Dios le permita cosechar lo que con arduo trabajo ha sembrado. No obstante el evangelista debe luchar contra cualquier idea orgullosa que le haga pensar que sus resultados positivos se darán a causa de su astucia o cualidades particulares como predicador del evangelio (1 Corintios 2:4; 15:10).

2. Un verdadero ganador de almas no se basa en las emociones pero tampoco las ignora. Spurgeon enfatizaba en repetidas oportunidades al hablar del evangelismo, que las emociones son una parte fundamental del hombre y que no se pueden ignorar. El evangelismo tiene un fuerte componente dirigido a la mente; el convertido es alguien que ha afirmado conscientemente las verdades del evangelio, sin embargo como lo decía el príncipe de los predicadores “el pecador tiene corazón además de cabeza”.

Con la misma insistencia repetía a sus estudiantes que no debían ser ellos los que buscaran suscitar las emociones en las personas, sino que estas se darían libremente ante la exposición precisa de la verdad.

“Ganar almas mis queridos amigos, tampoco es despertar emociones… No busquen el sensacionalismo y el impacto, no persigan las meras manifestaciones externas… Ocurre muy a menudo que los “convertidos” que nacen emocionados, mueren cuando la emoción se apaga. Son como ciertos insectos, producto de un día excesivamente caluroso, que mueren cuando se pone el sol.” (Spurgeon p. 19-20)

Cualquiera que se levante a señalar a Spurgeon como alguien que no confiaba en la plena soberanía de Dios sobre la salvación, es alguien que jamás ha leído al predicador inglés. Sin embargo es impresionante ver como un hombre con tal confianza en las doctrinas de la gracia soberana, hace afirmaciones tan fuertes en cuanto a la responsabilidad del hombre en el evangelismo. Solo mencionar algunas de las frases de Spurgeon en este sentido, hacen que cualquiera reevalúe que tipo de compromiso real tiene con el evangelismo.

“Para ganar un alma, no solo es necesario instruir a nuestro oyente y hacerle conocer la verdad, sino impresionarlo de modo que la sienta. Es aborrecible que un hombre sea tan doctrinario que pueda hablar fríamente del juicio del inicuo de modo que no le acongoje en lo más mínimo pensar en la perdición de millones… ¡esto es horroroso!, Me repugna… Como tal predicador no siente nada, tampoco despierta ningún sentimiento en otros… Emociones e ideas, debemos de llegar a ambos. El pecador no se convertirá mientras no queden conmovidas sus emociones. A menos que sienta aflicción por su pecado, y experimente gozo al recibir la palabra, no se puede abrigar mucha esperanza por él. Si nuestros oyentes lloran por sus pecados y en anhelo de Cristo, dejen que sus lágrimas fluyan copiosamente… El verdadero cirujano solo hace incisiones con el propósito de curar, y el ministro sensato solo despierta emociones dolorosas en la mente de los hombres con el propósito de bendecir sus almas.” (Spurgeon p. 13-27)

3. Un verdadero ganador de almas no solo habla de Dios a los hombres sino que también habla de los hombres a Dios. Aunque esto parece un juego de palabras es más sencillo de lo que parece. El evangelista que quiere ser efectivo en su labor, debe orar con intensidad al Dios que salva para que su mensaje caiga en la buena tierra y de fruto abundante de salvación (Mateo 13:1-9). Muchos piensan que la doctrina de la elección, vuelve inútil el evangelismo ya que Dios al final de cuentas salvará a los que Él elija sin que se les predique, sin embargo esta es una falacia que no se enseña en las Escrituras. El apóstol Pablo fue muy claro al afirmar: “¿Cómo, pues, invocarán a aquel en quien no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique?” (Romanos 10:14)

Contrario a esta visión distorsionada, la soberanía de Dios en su gracia, da garantía y esperanza de que los esfuerzos evagelisticos tendrán éxito.

“La verdad es totalmente opuesta, en vez de hacer el evangelismo inútil, la soberanía de Dios es la única cosa que lo hace útil. Con ella hay la posibilidad, es más, la certeza de que el evangelismo será fructuoso. Si no fuera por la gracia soberana de Dios, el evangelismo sería uno de los empeños más inútiles en el mundo, y proclamar el evangelio cristiano sería solo una gran pérdida de tiempo”. (Packer, p. 107)

Ya que Dios es quien garantiza la salvación de los hombres y que Él mismo tiene un profundo deseo de salvar (2 Pedro 3:9, 1 Timoteo 2:4), entonces todo aquel que desee ser un ganador de almas efectivo debe evangelizar activamente y al mismo tiempo presentar con diligencia sus oraciones ante el trono de la gracia a favor de las personas que busca alcanzar. En Palabras de Spurgeon “La oración y los medios deben ir juntos. ¡Los medios sin oración son presunción! ¡Y la oración sin medios, hipocresía!” (p. 134)

4. Un verdadero ganador de almas no busca llenar las bancas ni es un ladrón de ovejas. Lo más peligroso de un énfasis evangelistico basado en los números, es que pronto terminará amontonando una cantidad asombrosa de incrédulos al interior de la iglesia, lo cual en vez de ser algo beneficioso para el cuerpo de Cristo termina debilitándolo. El evangelismo cristiano debe estar basado en un discipulado verdadero, donde creyentes maduros puedan instruir a nuevas personas en la fe, en todo el consejo de Dios (Mateo 28:20, Hechos 20:27). Este es un trabajo arduo de la iglesia local que debe hacerse con paciencia y dedicación.

No debe existir un afán del evangelista en afirmarles a las personas que ya son salvas, este no es un llamado que haga la Biblia en absoluto, y mucho menos cuando la única evidencia de salvación es la asistencia a reuniones o la mera repetición de una oración.

“A menos que haya razones suficientes para creer que alguien está verdaderamente regenerado, recibirlo como uno de los fieles supone ocasionarle un gran daño. De eso estoy plenamente persuadido… Estoy hastiado de estos alardes públicos, esta costumbre de vender la piel del oso antes de cazarlo. ¡Dejen de contar cabezas!, abandonen la vana pretensión de certificar al minuto lo que exigirá la prueba de toda una vida. El optimismo es bueno, pero sean moderados en su exaltación” (Spurgeon p. 18)

Especialmente en nuestros días no todo grupo de personas que se hace llamar iglesia cristiana verdaderamente lo es, sin embargo habiendo hecho esta claridad una práctica ilícita para el verdadero ganador de almas es el robo de ovejas, es decir querer sonsacar creyentes genuinos, de iglesias genuinas para atráelos a nuestro rebaño solo con el afán de instruirlos en nuestras particularidades teológicas secundarias.

“No consideramos ganar almas al hecho de apartar miembros de otras iglesias ya establecidas, para instruirles en las peculiaridades de nuestra denominación particular: nuestras miras están puestas en traer almas a Cristo más que en hacer adeptos para nuestra iglesia. Hay por todas partes ladrones de ovejas y, en cuanto a ellos, me limito a decir que no son hermanos o al menos su proceder no es fraternal” (Spurgeon p. 15)

5. Un verdadero ganador de almas siempre instruye en la verdad. El señor Jesucristo fue enfático en la oración por sus discípulos y por todos los cristianos de todas las épocas: “Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad” (Juan 17:17). Todo creyente que quiere glorificar al Dios soberano por medio de su evangelismo debe abandonar todo truco falso en pro del avance del evangelio y tener un compromiso férreo por la verdad de la Palabra.

Mentir acerca de los elementos esenciales de la fe cristiana, encubrir la biblia con el pretexto del pre-evangelismo, suavizar el verdadero llamado a un discipulado de auto negación o encubrir el Señorío de Cristo sobre la vida de un creyente, no solo es ilegitimo sino que es abominable ante los ojos de Dios. Todo aquel que quiere llegar a la meta de la vida cristiana, debe hacerlo bajo las reglas establecidas y no pensar que puede agradar al Señor con artificios inoficiosos (2 Timoteo 2:5). Este tipo de actitudes no solo muestran un pobre entendimiento de la fe cristiana, sino que demuestran una plena desconfianza en el poder soberano de Dios para salvar.

“Confío en que estemos dispuestos a morir por la doctrina de la justificación por la fe, y afirmar ante todos los adversarios que la salvación no es por obras; pero también hemos de confesar que somos justificados por una fe que produce buenas obras y, si alguien tiene una fe que no las produzca, esta será diabólica… Una falsa profesión de fe es una de las peores mentiras, porque hace recaer la mayor deshonra sobre Cristo y sobre su pueblo” (Spurgeon p.182).

Con respecto instruir a las personas en una fe falsa Packer afirmó lo siguiente:

“El Cristo que se ofrece solo para elevar la autoestima y para ayudar a reconciliarnos con nosotros mismo es un Cristo mal representado, mal concebido e imaginario. Si nosotros hemos de presentar a un Cristo imaginario, no podemos esperar que la gente sea salva… El señor Jesús nunca hizo discípulos por hacer discípulos, sino que les advirtió todo lo que abarcaba el discipulado de antemano. No se interesaba en reunir a miles de personas que no estaban dispuestas a entregarle la vida completamente. Así también, en nuestro evangelismo debemos presentar este aspecto del discipulado con veracidad. ” (Packer p. 65; 75)

Conclusión. La soberanía de Dios en la salvación del hombre y el evangelismo activo van de la mano y son verdades explicitas de las Escrituras que ningún creyente se debería atrever a transgredir. Un verdadero ganador de almas es fiel al mensaje y no a los resultados, no se basa en las emociones pero tampoco las ignora, ora por las personas, no es un ladrón de ovejas y siempre instruye en la verdad. Pidamos a Dios que use nuestras vidas como canales efectivos de su gracia y que por medio de un mensaje fiel nos conceda el ser ganadores de almas para Su gloria.

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Santiago Armel, originario de Colombia, trabaja en el Instituto de Expositores y forma parte de la iglesia Grace Community Church, donde sirve enseñando en estudios bíblicos hogareños. En la actualidad cursa una Maestria en Divinidades (M. Div.) en The Master’s Seminary. Él y su esposa Juliana vive en Los Ángeles, California. Síguelo en Twitter: @santiagoarmel