¿Cómo podemos volver a tener una vida de oración vibrante en medio del ajetreo de la vida? ¿Cómo podemos volver a conectarnos realmente con Dios?

Quiero compartir contigo diez ideas prácticas para estimular tu tiempo de oración. Si somos honestos, la mayoría de nosotros admitiríamos que mantener una vida de oración constante puede ser un desafío. Pero no tiene por qué ser así, ya que la oración es realmente un aspecto vital de nuestra fe.

Medita en la grandeza de Dios

Estoy convencido de que todas nuestras decisiones de vida están ligadas a nuestro entendimiento de Dios y su Palabra. Es decir, si tenemos una visión adecuada del Salvador y su Palabra—la cual es suficiente, nos motivará apropiadamente en cada decisión de la vida. Esto es especialmente cierto cuando se trata de la oración. Una visión amplia de Dios, obtenida a través de la meditación en su Palabra, debería motivar al creyente a pasar más tiempo con Él. Debemos ser como David, cuya prioridad espiritual era «contemplar la hermosura del Señor» y obtener fuerzas para los desafíos de la vida (Sal. 27:4).

Aumenta tu conocimiento sobre la oración

Lee libros y escucha predicaciones sobre la oración. Permite que tu tiempo de estudio enfocado te equipe para orar de manera más efectiva. Ya sea a través de un clásico como «El método de oración» por Matthew Henry o un análisis moderno como «Transforming Prayer» de Henderson, dedícate a aumentar tu conocimiento y ora para que ese conocimiento se transforme en compromiso.

Desarrolla un corazón tierno orando por noticias trágicas

Puedes hacer esto durante todo el día cuando te encuentras con situaciones complejas. Como recibir una alerta de emergencia, presenciar un accidente de auto o leer noticias. A menudo, las personas se quejan de que es difícil concentrarse durante la oración. Esta es una forma práctica de concentrarte y desarrollar un corazón compasivo por aquellos que necesitan ayuda

Encuentra un lugar para estar a solas 

Ten un lugar al que puedas ir y tranquilizarte ante el Señor. Jesús solía ir frecuentemente a la montaña para orar lejos de las multitudes. Yo suelo retirarme al patio trasero con mis audífonos de cancelación de ruido para encontrar ese lugar tranquilo donde puedo orar al Señor.

Combate la mente dispersa con listas, imágenes y notas

Hay momentos de oración que deben ser ordenados, momentos en los que tienes los rostros y necesidades de las personas frente a ti y oras metódicamente por esas necesidades. Personalmente, uso la aplicación Echo Prayer para ayudarme a llevar un registro de lo que quiero orar. Dejé de escribir peticiones de oración en un diario porque quería tener acceso para editar y actualizar fácilmente, y temía que podía perder ese diario.

Busca un compañero de oración

Debe ser alguien con quien puedas orar y que pueda mantenerte responsable en tu vida de oración.

Desarrolla el hábito de orar las Escrituras

Si necesitas ayuda para desarrollar este hábito, considera el libro de Donald Whitney, «Orando la Biblia». Aprende a leer y orar a través de la Palabra de Dios. La doble bendición es evidente. Lee la Palabra y agradece a Dios por lo que estás leyendo. Pide gracia para vivir conforme a las promesas y mandamientos del texto, alábalo por los atributos capturados por el autor y confiesa los pecados de los que te convences.

Introduce el ayuno como una manera de buscar al Señor

El ayuno es una disciplina olvidada en la Iglesia hoy en día. Es una manera de enfocar la atención en necesidades especiales o de buscar al Señor de manera concentrada. Cuando ayunas, renuncias al sustento físico para tener un enfoque espiritual.

Comienza de a poco

Comprométete a dedicar un corto periodo de tiempo a la oración y que la experiencia de orar a Dios sea como un aroma, luego que el Espíritu de Dios te convenza y anime a crecer en tu vida de oración.

Sé constante y divide la oración en sesiones

Esto te ayudará a avanzar hacia períodos más largos de oración. Es mejor comenzar siendo constante que tener metas iniciales elevadas que eventualmente se desvanecen. Intenta seguir el modelo de Daniel (Dn. 6:10, 13) dividiendo tu tiempo de oración en tres sesiones a lo largo del día. Sé constante mientras reentrenas tus músculos espirituales para una comunicación más íntima con tu Padre celestial.

 

[Nota del editor: Este artículo fue publicado originalmente en noviembre de 2017 y ha sido actualizado]