Debido a un síndrome genético que varios en mi familia padecemos, faltamos a la iglesia más de lo que quisiéramos. Pero damos gracias a Dios que podamos «asistir» de manera virtual. Ahora que todo el mundo lo está haciendo, les dejo algunos consejos que nos han resultado efectivos cuando tenemos que quedarnos en casa:
1. Intenta replicar lo que haces un domingo «normal».
Nuestras acciones reflejan nuestro entendimiento de lo que valoramos. Si me conecto en vivo en mi celular mientras estoy «navegando» en internet, saliendo cada rato a la cocina, y platicando con familiares, mis acciones reflejan mi actitud frente a la Palabra de Dios. Revelan lo que realmente haría todos los domingos, si mi temor del hombre no me guiara a presentarme mejor en público.
Entonces, es mejor cambiarse las pijamas (lógicamente, si estás enfermo, será diferente), no comer durante el servicio, ni hablar. Haz lo posible por no contestar el celular, y por tomar notas durante el sermón. Si mi hijo me pregunta si puede hacer algo, le recuerdo que no debe hablar, o le pregunto si lo haría durante un sermón en el local de la iglesia. Eso es suficiente para comunicarle que no.
2. Haz preparativos para evitar la distracción.
Orar como familia antes del servicio, es muy útil para preparar el corazón y estar listos para adorar a Dios. Habla con tus hijos antes del servicio y explícales que no deben hablar, y que deben portarse como hacen en la escuela. Además, será muy útil animar a todos a pasar al baño antes del servicio. (Para los que tienen hijos muy pequeños, sería sabio buscar algo que puedan dibujar, o jugar en silencio mientras escuchan.)
También, es importante asegurar que la tecnología sirve varios minutos antes del servicio. Puede haber fallas si dejamos esto para último minuto. También, te animo a proyectar el servicio en la pantalla más grande que tengas. Nosotros lo hacemos de esa manera con el volumen fuerte. Tener el volumen adecuado y verlo en una pantalla grande ayudan mucho para que todos se concentren mejor.
3. Interactúa con los que dirigen.
Canten durante los himnos. Tengan sus Biblias durante el tiempo de lectura y durante el sermón. Cierren los ojos durante la oración. Tomen notas durante la prédica. Si no lo hacen, parecerá que están viendo un programa de televisión y no adorando con el pueblo de Dios.
4. Sé «razonable».
No me visto de traje como hago un domingo. En particular, si estoy enfermo, no me parece razonable, ni algo que glorificaría más a Dios. Si mi hijo pide ir al baño de emergencia, le dejo. Entonces, aunque intentamos tratar el tiempo con seriedad, también somos razonables con el tiempo. En conclusión, debemos buscar adorar a Dios durante el servicio en vivo, no sólo «ver» el servicio.
Espero que estos consejos sencillos sean de mucha utilidad. Que Dios nos ayude y que este tiempo encerrados sea de corta duración, porque aunque estos consejos nos han ayudado, nada puede reemplazar la comunión cristiana.